Fornalutx ha vivido esta mañana una de sus citas más singulares, la tradicional ‘Baixada del Bou’, que marca el inicio de las fiestas de la Nativitat de la Mare de Déu. El festejo, recuperado hace unos años para sustituir al polémico correbou, se ha desarrollado con normalidad y bajo un formato adaptado a la legislación de protección animal, lo que ha permitido mantener viva una de las costumbres más arraigadas del municipio de la Serra de Tramuntana.
El protagonista de esta edición fue ‘Florito’, un buey mallorquín de unos 600 kilos, que descendió sin problemas por el camino de Tramuntana hasta la plaza del pueblo, guiado por la comisión de fiestas. El recorrido se ha realizado con puntualidad y en apenas unos minutos, ante la mirada expectante de un numeroso público, especialmente jóvenes, que han llenado las escalinatas de acceso al centro histórico.
Ya en la plaza, la joven fornalutxenca Margalida Cruz Barceló ha cumplido con la tradición de coronar al animal con un laurel, en un acto acompañado por el alcalde, Francesc Marroig, entre aplausos y vítores.
La jornada ha transcurrido sin incidentes, gracias a la organización del Ajuntament y la comisión de fiestas, lo que consolida la normalización de una tradición que, pese a las críticas puntuales de colectivos animalistas, cuenta con un respaldo mayoritario entre los vecinos y es vista como una de las señas de identidad de Fornalutx.







