La vida te da bandazos: unos son ajenos y otros pertenecen al ámbito propio.
En este caso concreto, mis circunstancias personales han recibido una ráfaga que, aunque exterior, ha herido mi ego más íntimo.
Ha fallecido un personaje que pertenece a mi círculo cerrado de amistades y, a la vez, se situaba en primer lugar entre mis relaciones profesionales. El periodista Enric Canals ha fallecido en Barcelona.
Canals era un hombre físicamente largo: rozaba los dos metros de altura, una medida que terminaba con unas gafas que dejaban vislumbrar unos ojos repletos de bonhomía y optimismo.
Su rigor periodístico fue, siempre, su blasón que mostraba orgulloso pero cubierto de una humildad a prueba de bombas.
Un personaje dotado de un sentido del humor que frenaba cualquier atisbo de maldad o incomprensión.
Su ironía trasladaba su sonrisa a un terreno llano, popular, cercano y asumible para todo el mundo.Como buen periodista, su olfato le llevaba a un paraiso de observación sin límites.
Sin embargo, una humanidad a la altura de su físico, le alzaba en las situaciones más complicadas, aquellas en las que personas tienen que demostrar su grado de civilización.
No les voy, ahora, a aburrir contándoles su muy extenso curriculum profesional; solo les comento que su vida fue brillante como un diamante (disculpen la cursi rima).
Siempre trabajé a su lado mostrándole una fidelidad exquisita y recibiendo un servidor, un trato inigualable en calidad y atención personal. Del roce en el trabajo nació una auténtica amistad que ha resistido todos los embates que la vida nos regala, a las verdes y a las maduras.
Un ejemplo del carisma de Canals: quince minutos antes de morir recibí un whatsapp suyo en el que, generoso, me contó que, antes de marcharse de este mundo queria que yo supiese que -por mucha "muerte" que nos separara- jamás olvidaría nuestra trayectoria personal, cosa que le había proporcionado un alto grado de felicidad.
Leí este mensaje póstumo y una sentimental conmoción invadió mi mente y mi corazón.
Si todo el mundo fuera como Enric Canals.... otro gallo cantaría; en todos los sentidos.
Enric: descansa y mientras tanto, se que harás feliz a todos los habitantes celestiales!





