El candidato autonómico del PP balear se la juega. No tanto en el debate con Francesc Antich, como la semana que viene; pero ambos domingos son claves. José Ramón Bauzá puede conseguir algunos votos en el ‘cara a cara’, aunque su auténtico ‘día d’ será el 22-M. De los resultados definitivos del escrutinio dependerá el futuro político del presidente de los ‘populares’ en las Islas. Si gana por mayoría absoluta y recupera el poder para su partido, nadie le discutirá su estrategia, su capacidad y su liderazgo. Todos en su formación le aplaudirán y le ensalzarán. Pero si no logra superar la fatídica barrera de los 29 escaños muy probablemente tendrá que buscar la puerta de salida. El PP de las Islas tal y como lo conocemos, desde los tiempos de Alianza Popular con Gabriel Cañellas, no aguantaría cuatro años más siendo oposición en el Parlament. Los que hasta la fecha asumen en silencio o sin rechistar las decisiones de Bauzá aparecerían en escena y las voces críticas se multiplicarían. Pocos se limitarían a criticar al candidato, al jefe de campaña o a su equipo de asesores. La supervivencia del partido estaría en juego. Unos tirarían hacia un lado y otros hacia el contrario. Las familias que históricamente conviven en la misma formación empezarían a reprocharse culpas y a querer imponer su línea. Españolistas y regionalistas o regionalistas y españolistas, tensarían pronto la cuerda y quizás entonces Jaume Font se convertiría en el precursor e incluso abanderado de toda una corriente y en el nuevo líder que en su partido de siempre no ha podido ser. Aunque a su Liga Regionalista no le vaya bien el día 22 en las autonómicas, podría ser el destino de muchos desencantados del PP, donde Carlos Delgado podría ejercer su poder e imponer sus tesis. El Partido Popular en Baleares saltaría por los aires y a partir de ahí probablemente dejaría de ser, con enorme diferencia, el partido más votado. Aunque consiguiera excelentes resultados si no volvieran a gobernar en el Consolat de la Mar se tendrían que olvidar para siempre de ser la potencia hegemónica que han sido durante lustros y que, todavía, a día de hoy, le auguran las encuestas que volverán a ser la próxima legislatura. Por eso Bauzá se la juega en dos domingos. El ‘cara a cara’ puede significar un puñado de votos y, al final unos pocos pueden ser determinantes, como hace cuatro años. Pero, el partido de vuelta y definitivo se juega en todas las Baleares el día de las elecciones y allí sólo vale sumar más escaños que todo el resto juntos. Si Bauzá no consigue la victoria en las urnas, muy probablemente se convertirá en un candidato prejubilado, mientras que si logra la mayoría absoluta -aunque sólo por unos votos de diferencia- vivirá días de gloria y la farmacia tendrá que esperar a su retirada política.





