El mundo es pequeño y Mallorca lo es todavía más. Y uno acaba dándose cuenta de que hay personas que, aunque no den codazos para salir en las páginas rosas de la prensa escrita ni expongan su vida en las redes sociales, son conocidas por donde quiera que uno vaya.
A raíz de la publicación del libro La cuina mallorquina d’en Biel Felip, -en la que he tenido la enorme satisfacción de poder participar-, he comprobado que una de estas personas es Biel Roca Juan. Lleva más de treinta años regentando su restaurante “Can Biel Felip” en Palma, frente al Conservatorio de Música (también hizo lo propio en el Hipódomo de Son Pardo durante años) y, sin hacer ruido, se ha convertido en todo un referente de la cocina mallorquina.
El secreto de su éxito tanto a nivel profesional como a nivel personal es que se trata de una persona amable, amigable, sincera, educada y sin pretensiones. Por eso quienes lo conocen le tienen tanto aprecio. Biel no vive de apariencias. Hace de lo que sabe, y se aparta de lo que no. No te engaña. Lo suyo es fetén. Este domingo mallorcadiario.com publicaba una entrevista en el que se mostraba tal como es.
Biel ha sabido reflejar su personalidad en su trabajo, tanto dentro de la cocina como en su trato con los clientes. No se da aires de gran chef. Es franco: “cocino lo que me enseñó mi madre y lo que he aprendido yo”. Y eso, hoy en día, es de encomiable valor.
Le gusta la cocina, y no quiso apostar por unos platos que no fueran los que él conoce. Valoró la gastronomía mallorquina en un momento en que, por el empuje del turismo, se llevaban más las pizzas, las hamburguesas o la paella. Esta tenacidad se ha visto recompensada con los años. Gracias a la labor de Biel Roca y de otros grandes cocineros, se han salvado nuestros platos de la desaparición y hoy en día vuelven a estar muy valorados. En pocas semanas, La cuina mallorquina d’en Biel Felip ya se ha convertido en todo un éxito de ventas.
El éxito cosechado durante tantos años no es casualidad. Llenar todos los días un restaurante sólo es fruto de un gran trabajo en la cocina, de un trato exquisito con el cliente y de un precio adecuado. Porque, por mucho que se invierta en campañas mediáticas, cliente insatisfecho es cliente que no vuelve, y ese no es el caso de Can Biel Felip.