No conozco a un "culé" que sienta animadversión por Butragueño. Eso ya denota que estamos ante un personaje diferente. A pesar de las grandes tardes de fútbol que dio a su eterno rival, el Buitre ha sido visto siempre con respeto. Como un señor dentro de la cancha. Al igual que Zizou, Laudrup o Raúl.
Gracias al Cercle d’Economia de Mallorca, pudimos asistir el pasado martes a la extraordinaria conferencia de este grande del fútbol y mejor persona.
Emilio Butragueño es, en la actualidad, Director de Relaciones Institucionales del Real Madrid y se acercó a Palma para hablarnos de los valores de su club al que ha estado ligado toda su vida menos un día. El que tardó su padre, tras el nacimiento, en hacerlo socio. Don Emilio padre, además de unirlo sentimentalmente al club, debió de hacer un gran trabajo, junto a su mujer, a tenor de los valores que su hijo destila.
El Buitre vino a Palma a hablar de su club y de los fundamentos en los que se basa ya desde los tiempos de Santiago Bernabéu. Éste consolidó en el club los valores de humildad, respeto y pensamiento en grande. Asimismo, Alfredo Di Stefano representó otros que le pusieron en lo más alto del fútbol mundial y que el Real Madrid ha hecho suyos. Estos son: lo primero es el equipo, máximo esfuerzo y mentalidad ganadora.
Emilio habla con frecuencia de los valores del club y si sus jugadores los encarnan. Pero nunca habla de los suyos. Emilio fue un grande en el terreno de juego. Uno de los mejores de la historia según la FIFA. Era capaz de congelar el tiempo dentro del área y permanecer inmóvil hasta desconcertar al oponente. En ese momento ya había trazado su estrategia para sortearlo a él y a los que venían después. Solo le quedaba ejecutarla ¿Quién se para en el área contraria? La cercanía al gol acelera el pulso a cualquiera. A El Buitre no.
Mientras Emilio daba la conferencia, me venía una y otra vez a la memoria un momento cumbre en su carrera futbolística. Los cuatro goles que marcó él solito a Dinamarca en México 86. Para un joven aficionado y practicante de fútbol como quien les escribe, fue una gran tarde. Emilio fue un ídolo para mí pero, al contrario que él, fui incapaz de simultanear la práctica del fútbol, a un nivel mucho más bajo, con los estudios universitarios. Así, a los pocos años empezaba, al igual Emilio había hecho años antes la carrera de Ciencias Económicas y Empresariales.
Como pude transmitirle tras la conferencia, lo que me gustó de él fue que no perdió en ningún momento la cabeza como hacen muchos otros futbolistas, jóvenes y millonarios. Fue capaz de alternar el deporte con los estudios universitarios sin olvidar que la vida de un jugador de fútbol acaba cuando el físico y las lesiones deciden, quedando muchos años por delante. Un rara avis que compaginó el fútbol de élite con la obtención de una licenciatura.
En definitiva, una persona extraordinaria que refleja como nadie los valores de humildad, respeto, competitividad y pensamiento en grande. Todo ello le ha llevado a representar al club de su vida y a hacer de embajador de los valores que lo encarnan. Emilio, además, es un caballero que, tras la conferencia, aguantó fotos y conversaciones con todos los que nos acercamos a hablar con él y a fotografiarnos. Aunque alguno de ellos fuera del Barça y así se lo manifestara.
Emilio demostró durante su carrera futbolística una exquisita deportividad. En doce temporadas en primera división o, lo que es lo mismo, 341 partidos, nunca vio una tarjeta roja.
Entre tanto niño malcriado en la élite futbolística actual, con un nivel cultural que hace avergonzar a cualquiera, posados continuados en las redes sociales alardeando de físico o de colección de coches deportivos o incluso aquellos que son noticia por defraudar al fisco, Emilio Butragueño que representa todo lo contrario, se erige como un verdadero ejemplo a seguir por nuestros hijos. Gracias Emilio.
