Viernes. Último día de la semana. Último día de clase y último curso escolar para los que han gestionado la educación durante esta legislatura. Damos carpetazo a este intenso y novedoso periplo escolar en el que hemos tenido que poner en marcha la nueva ley de educación, en el que hemos tenido que diseñar a destajo situaciones de aprendizaje como si hasta ahora los aprendizajes de la escuela no hubiesen estado en situación; un curso, también, en el que hemos tenido que formarnos como si no hubiese un mañana: Profesores, ¡fórmense!, como si del ejército se tratase. Nos tratan como incompetentes, han verbalizado algunos; de holgazanes han pensado otros. Y, además, acaba un curso en el que hemos tenido que acreditar nuestro nivel de competencia digital. No podia ser menos. Estamos en el siglo XXI. Si eres un analfabeto digital tienes que acabar convirtiéndote en competente digital porque tienes la responsabilidad de hacer lo propio con tus pupilos. Es curioso que justo ahora, en España, coincida esta dinámica con la vuelta a los libros de texto en países del Norte de Europa.
También finaliza el curso en el que se va a cumplir con la sentencia del tribunal europeo a través de la que la administración va a reconocer la condición de funcionario a cuatro mil profesionales del sector. Y en esto, se ha demostrado que la administración ha sido una alumna brillante, dando ejemplo.
Por si todo esto fuera poco, además, súmenle la tediosa burocracia. La guerra de los papeles; no la de las bolas que vuelan en las aulas sino la de los papeles que acaban en repositorios que nadie lee ni analiza. Todo para evidenciar el ingente trabajo que se lleva a cabo día a día en los centros educativos.
Como ven, ya no solo son los alumnos los que han tenido deberes este curso. Los docentes, también. Así pues, con todo esto, las vacaciones son más que merecidas. Descansar, realizar alguna tarea de verano y recargar piles para afrontar el siguiente curso. El siguiente siempre es más difícil que el anterior. Que se lo digan a los que les va a tocar gestionar estos mimbres. Es verdad que con el nuevo curso, siempre empiezan las nuevas ilusiones y motivaciones.
Lo importante es que se aproveche la nueva etapa para centrar las políticas educativas en el alumno. Ésta es la verdadera razón de ser del sistema. Y para ello, ganas e ilusión, no deben faltar. Feliz verano.
Si (
No(