Estos días, se está manifestando en toda su crudeza la inidoneidad de las fechas elegidas para las elecciones autonómicas de las comunidades que no disfrutan de calendario electoral independiente.
Celebrar comicios a finales de mayo, es decir, con toma de posesión del nuevo gobierno en pleno mes de julio siguiente, supone tener que finalizar trascendentales procesos en ejecución en el ámbito educativo –por ejemplo, las decisiones sobre plantillas y horarios de los centros públicos y sobre modificaciones de concierto en la red privada- por parte de quienes, por motivos evidentes, carecen todavía del nivel de información necesario para adoptar tan relevantes decisiones con el tiempo y el análisis exigibles.
El resultado es, lamentablemente, una situación de total inseguridad para todos los agentes, incluido el propio gobierno, que afortunadamente se mitiga con enormes dosis de colaboración y buena voluntad, pero bajo un clima de estrés que condiciona el resultado.
Hay que replantear, pues, una modificación del calendario electoral de nuestra comunidad autónoma, de manera que el nuevo govern –sea el que sea- tome posesión sin necesidad de decidir tales cuestiones de prisa y corriendo, asegurando, eso sí, que pueda elaborar los presupuestos del siguiente ejercicio. Probablemente un período adecuado para ello sería el final del verano.





