"Palma es de todos", opina un entrevistado. "No es justo que vecinos y comerciantes sufran en sus fachadas el vandalismo de unos pocos. Eso es terrorismo ciudadano”, censura.
Otra ciudadana resalta el gasto público que conllevan las pintadas. "No estoy de acuerdo con que se pinten los edifios públicos o las viviendas porque eso implica un gasto extra para la gente que paga sus impuestos y quiere vivir en una ciudad limpia y cuidada".
Una ciudad, coinciden la mayoría, en la que sí tienen cabida "los graffitis profesionales y con criterio". En este sentido, consideran que sería positivo autorizar espacios para el arte callejero.
ARCA Y SU CRUZADA CONTRA EL VANDALISMO
El sentir de la calle se asemeja al de la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA). Sus miembros llevan años advirtiendo sobre la degradación de Palma, y especialmente de su centro histórico, a causa de las pintadas.
Hartos de esperar una respuesta por parte de las autoridades municipales, la asociaciín ha lanzado una campaña por redes sociales denominada 'No més pintades vandàliques', basada en la publicación diaria de una imagen de alguna pintada -acompañada de ubicación y contexto-, con la que pretenden visibilizar el problema y concienciar a los ciudadanos de la amenaza que representa.
"El Ayuntamiento de Palma ha de asumir la gravedad del problema. Tan solo asumiendo la responsabilidad y la gravedad, podremos caminar hacia la solución", aseguran desde la asociación.
No obstante, desde el nuevo gobierno municipal con el socialista José Hila al frente, prometen un plan de acción contra esta problemática y se reunirán con ARCA este mes de julio para comenzar a diseñarlo.