Será por la ola de calor, pero ahí va la segunda reflexión consecutiva sobre la actualidad con la propuesta de una caña fresquita sobre la mesa de una terraza. Del Born, por supuesto.
Esta semana ha aparecido en el tablero político-empresarial una nueva pieza a tener muy en cuenta. Pilar Carbonell será la cara visible en el área de Turismo del Govern. Buena conocedora del sector y bien recibida por el mismo en el momento en que se ha dado a conocer su fichaje para anclarlo en la supervicepresidencia de Biel Barceló. Es independiente. Eso significa virtudes pero también anuncio de problemas.
Pilar Carbonell criticó en las redes sociales -antes de producirse su nombramiento- la intención de la concejal palmesana Aurora Jhardi de clausurar las terrazas del Passeig des Born para "devolver ese espacio a la ciudadanía". Carbonell se alineó enseguida con un sector, el de la restauración, al que conoce muy bien y que ha puesto el grito en el cielo a partir de este asunto.
Carbonell ya ha dicho que le tocará mediar. Ya nos explicará cómo se media en este conflicto. Aquí es difícil otear una solución intermedia: o hay terrazas o no hay terrazas. La idea de reducir su número crearía otro conflicto. Elegir unos días de presencia en detrimento de otros abriría otro.
Carbonell tiene un problema, pero también la comprensión del sector. De paso, la mía también. Eso sí, tendrá que hacer lo que sugerí desde aquí hoy hace una semana: llamar a la concejal anti-terrazas y llevarla al Born a tomar una caña. Si encuentran mesa, porque estos días están a tope. Una buena noticia para el sector. Y para la ciudad también.
