Caso Urdangarín, ¿Un tema de ego?

En 2010, salta a la luz el caso Nóos, o también llamado caso Urdangarín, por la prensa y ahora este mes, 6 años después, sale la resolución de este caso para la vergüenza de todos los españoles.

Pero no quiero hablar de la vergüenza que sentimos todos por lo ocurrido y por el fallo de la fiscalía, ya que se han escrito líneas y líneas como para realizar una nueva biblia. Voy más allá de todo eso, mi pregunta es, ¿por qué un señor que lo parecía tener todo y solucionada la vida, se mete en semejante jaleo?.

Hay quien ha dicho que por avaricia, porque no les llegaba para el tren de vida que tenían, otros que por ansiedad, ¿quién sabe?.

Desde mi punto de vista en gran medida ha podido ser por reconocimiento, por no verse reconocido lo suficiente y para cubrir su ego, un ego que no ha sabido controlar.

Lo que está claro que de los 7 pecados capitales un mínimo de dos, han pasado por sus venas no azules, la avaricia y el orgullo, por no nombrar la lujuria, envidia y gula.

Tal vez si nos ponemos a rascar un poquito los encontraríamos todos en esta familia.

Realmente además de rabia, me da mucha pena este señor, que aunque ahora se irá de “rositas”, su vida ya tampoco tendrá mucho sentido, desde mi punto de vista, claro está.

¿Qué tiene que pasar por la cabeza de una persona que lo tiene todo y busca más y más?.

El reconocimiento, o mejor dicho, la falta de sentirse sin él, es uno de los mayores dolores del alma.

Cuando alguien no se siente reconocido por su trabajo, monta en ira y ataca a todas las personas que pasan por su camino y es capaz de hacer cualquier cosa.

Recientemente me he encontrado con un caso así muy cerca de mi, que me ha escupido encima y les aseguro que la persona que lo ha sufrido, solo me da una enorme pena, porque su dolor y frustración es mucho mayor que el de ninguna otra persona a la que conozco.

Cuando alguien no se siente reconocido, la envidia puede con él, le sale por los poros de la piel y se ve en su cara de amargado, que tiene esa necesidad. Como decimos los que nos dedicamos al crecimiento personal, “tal vez no recibió el cariño suficiente en la infancia”, o sintió que a sus hermanos se les daba más que a él, o fue que su madre le quitó el pecho demasiado pronto, diría Freud.

No lo se, pero desde aquí solo puedo mandar paz a sus almas para todas las personas que sufren de esa falta de reconocimiento y de envidia, porque la envidia es como un veneno que uno piensa que le va a matar al otro y solo le mata a él mismo.

Urdangarín y todos los que están en su posición, ahora se sentirán tranquilos, pero estoy totalmente convencida que, por las noches, cuando estén solos con ellos mismos, les torturará la conciencia.

Aunque señores y señoras, de la conciencia hablaremos otro día, ¿les parece?.

Por el momento este señor, tendrá que explicar algún día a sus hijos cual fue la razón por la que sus apellidos fueron manchados. ¿Realmente merece la pena?. EN mi humilde opinión no la merece.

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