Cuando con júbilo se celebraba la aprobación del descuento de residente del 75% dediqué mi artículo semanal a discrepar diciendo que ello no supondría un gran avance para los consumidores. Más de lo mismo me sucedió cuando se dió a conocer que la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Supremo había declarado que han de ser los bancos quienes aparezcan como sujetos pasivos del impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados (AJD).
La sentencia de marras está basada en una gran lógica jurídica: tiene que liquidar el impuesto quien está interesado en que se celebre la escritura notarial. Y está claro que es el banco, puesto que lo de hipotecar un bien para solicitar un crédito es una exigencia de los bancos, no un deseo del prestatario. Pero por encima de eso, a nadie se le escapa que los bancos tienen la sartén por el mango, y si se les obliga a pagar el AJD -con mayor o menor retroactividad- se lo cobrarán por otra parte. Por que quieren, porque pueden y porque les da la gana.
Tal es el poder que todos le hemos conferido a los bancos, que en menos de veinticuatro horas el alto tribunal tuvo que tomar la vergonzante decisión de paralizar la ejecutividad de la referida sentencia. No hace falta ser Einstein para suponer que ese día, los teléfonos del antiguo convento de las Salesas Reales debían de estar echando humo. Si los bancos quieren, se paran de dar créditos durante una temporada y el país se va a pique.
Y no es una bravata, durante todo el fin de semana, ‘casualmente’, las webs de los bancos han estado caídas en las secciones de créditos e hipotecas.
¿Que eso es chantaje? Por supuesto ¿Que es digno de denunciar ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea? Evidentemente… Pero es que a los bancos se les ha dado el poder para hacer esto y mucho más. Las entidades de crédito no sólo son quienes hacen posible que uno pueda comprarse su casa o crear un negocio, sino que con la aprobación de la normativa de prevención del blanqueo de capitales se dió una vuelta de tuerca más y hoy en día la mayoría de las transacciones no pueden realizarse de manera legal sin que intermedie un banco.
Y estemos preparados, no hay visos de cambio.





