¿Ciudadanos-UPD?

En medio de la escasez estival de noticias, acojo con alegría la relativa a la posible alianza entre Ciudadanos y UPD, en lo que sin duda sería una más que razonable alternativa al tradicional bipartidismo.

En efecto, pese a que desde PODEMOS y los medios que la promocionan día tras día se hayan auto proclamado la única alternativa a lo que ellos llaman casta, lo cierto es que el modo en el que se están desarrollando los acontecimientos hace necesaria la aparición de una tercera vía coherente y, fundamental, que no pretenda duplicar la presión fiscal a todos los españoles y expropiar las viviendas que ellos decidan. Algo muy elemental, salvo para algún que otro iluminado que se cree un guía mesiánico.

Una eventual alianza entre Ciudadanos y UPD constituiría un movimiento que podría aglutinar a gran parte del antiguo electorado de los grandes partidos, sin extenderse a los extremos ni a los nacionalismos. En realidad, tanto UPD como Ciudadanos son dos partidos que, desde su origen, huyen de las tradicionales calificaciones como de izquierdas o derechas; algo de lo que sí hacen gala unos grandes partidos que, visto lo visto, se mueven más por los mundanos intereses económicos que por la concreta materialización de su ideología.

Es, además, un momento perfecto para que aparezca esta nueva alianza, debido a que la supuesta única alternativa según determinados medios continúa subiendo en las encuestas.

Ya habrán advertido que no guardo ninguna simpatía hacia PODEMOS, pues no hago muchos esfuerzos para esconderlo. La verdad es que muchas de las propuestas de PODEMOS me pareceN un ejercicio vacuo de retórica y que, además, lo explican personas que muestran un grado de autosuficiencia que me provoca una gran desconfianza. No hay más que ver las auténticas "lecciones" que imparte Pablo Iglesias desde su retribuido sillón de tertuliano y el modo en el que pretende convencernos de estar en posesión de la verdad absoluta, con esa mano en la barbilla y esa mirada escrutadora. Un morfopsicólogo nos lo explicaría mejor.

No voy a restarle mérito propagandístico al personaje, puesto que ha conseguido que muchos de quienes le apoyan ni siquiera conozcan qué medidas propone y, lo más importante, cómo va a llevarlas a la práctica. Sus discursos están llenos de palabras, palabras y palabras, pero echo muchísimo de menos las referencias al modo en el que se conducirían como gobierno, entendiendo que en España hay una norma suprema llamada Constitución Española que debe respetarse y que consagra principios tales como la propiedad privada o la libertad de la empresa dentro de una economía de mercado.

Los políticos del PPSOE no se han ocupado, ni mucho menos, de los problemas de los ciudadanos. En cierto sentido es verdad que esos dos partidos se han convertido en pequeñas burbujas en las que se accede prácticamente por consanguinidad y/o amistad, en los que nadie discrepa del líder por el miedo a ser apartado. Ahora les hago una pregunta: ¿Han visto a alguien de PODEMOS discrepar de Pablo Iglesias? ¿Salió alguien a contradecirle cuando habló de la explicación política de ETA o cuando se refirió al control público de los medios de comunicación?

No se engañen. Pablo Iglesias no expondrá su sillón. No son los ciudadanos quienes mandan en PODEMOS, pese a que traten de trasladar esa impresión.

Lo repito: podemos salir, pero no con PODEMOS.
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