Tuve ocasión de ver parte del trazado del nuevo carril para bicicletas que reemplaza al que ya existía en las Avenidas. El tema merece algún comentario. En primer lugar, suena bastante mal, en plena crisis, deshacer el carril existente. Segundo, los tramos acabados del carril nuevo son inequívocamente mejores que lo que teníamos. El tramo entre la plaza de España y la plaza del Rosellón, por ejemplo, no tienen color: más despejado, sin el riesgo del bus a unos centímetros, sin afectar para nada a la circulación, etcétera. Tercero, el tramo de calle que convive con las bicicletas es un invento lamentable, condenado al fracaso de antemano. Es una idea que se tendrá que rectificar cuando haya un accidente, cosa que hoy por hoy parece inevitable. Y cuarto y más importante: da la impresión de que todo el follón armado por el tramo de las Avenidas tiene más que ver con la visibilidad del carril, con el nivel de simbolismo que rodeaba este conflicto que no con la verdadera utilidad, con la calidad de la alternativa.
