Corrupción vs solidaridad

Esta semana hemos vivido dos situaciones que cambiarán el devenir de España. Por una banda, la corrupción, por la otra, la solidaridad. El caso mascarilla, o caso Ábalos, ha vuelto a poner en la mesa la corrupción política que busca el enriquecimiento personal o del partido, gracias a la prevaricación y robo del que gobierna. Mientras que se ha callado la corrupción de los separatistas catalanes, para ahora amnistiarlos. La corrupción del PSOE en este caso ha conseguido que se iguale en número a los casos denunciados de corrupción del PP. Desde el inicio de la democracia, se han condenado o están a punto de condenar a más de 200 responsables políticos, entre ellos 5 ministros, por quedarse con dinero público. La historia nos enseña que si te dedicas a la política, lo que tienes que ser es el secretario general, o de organización, o el ministro de Fomento, Obras Públicas. Los secretarios son los que deben saber todo del partido. Quien se lucra, quien se prostituye, quien se droga, quien se aprovecha… lo deben saber todo. Y si no lo saben, ya pueden dimitir. Y los que tienen más presupuesto son los que gestionan las obras públicas, llamados también Fomento. Siempre he dicho que si me ofreciesen un cargo, el que pediría sería el relacionado con el dinero a invertir o pagar. Yo lo haría para no permitir a nadie del partido que metiese el cazo. Ingenuo e iluso de mí. Duraría un telediario. El caso José Luis Ábalos, aunque nos digan que se refiere a su mano derecha, no deja dudas: está claro que el ministro permitió a Koldo García, su mano derecha, hacerse recio. No sabemos y creo que nunca sabremos si él también se ha enriquecido, o el partido. Pero es igual. Los ladrones existen desde el principio de la humanidad. En la sociología, se considera que robar es una práctica normal de cualquier individuo, de todos los humanos. El que roba desde el poder, siempre ha sido castigado con más dureza que el pobre desgraciado que roba para sobrevivir. Ya en Egipto, la pena podría ser la muerte. Pero hoy, el robo de dinero público, está muy perseguido y penado, pero no sirve para nada. La mayoría de los responsables de cualquier partido, lo que pretenden, si les llega la ocasión, es hacerse ricos. Repito, la mayoría, pero no todos. Y eso es lo que salva a los honorables, que en todos los partidos los hay. El robo pasa en cualquier organización humana en la cual se maneje dinero público. Desde la política, el ejército, la iglesia, el deporte, la asociación e incluso en la comunidad de vecinos. Mal de muchos, consuelo de tontos.

Y segunda reflexión: la solidaridad. Toda España se muestra solidaria con los damnificados del voraz incendio de Valencia. Hablaremos de ello hasta la aprobación de la amnistía. Destacaremos las heroicidades de muchas personas, sobre todo de los bomberos. Uno de los que intervino, me ha contado que fue tan dramático, que por las emisoras de radio de los parques se oían los gritos de los compañeros que creían que iban a morir abrasados. Me dijo que fue un milagro que no fallecieran 4 o 5 compañeros. Dios existe y sus milagros también. Unos roban al pueblo y otros mueren por ayudar al pueblo. Saquen sus propias conclusiones.