Erradicar el turismo de borrachera y el incivismo que sufren determinadas zonas de Baleares son los objetivos principales del decreto aprobado este viernes por el Govern. Horarios, limitaciones de venta, multas... El decreto se extiende forma prolija sobre un amplio catálogo de acciones que quieren ser erradicadas con la intención de promover un turismo de calidad en zonas especialmente castigadas como son Playa de Palma, s'Arenal, Magaluf y Sant Antoni en Ibiza.
El decreto ley incluye, entre otros aspectos, la prohibición de las barras libres, las excursiones etílicas (el llamado "pubcrawling"), las "happy hours", los "2x1" ó "3x1", los autodispensadores de alcohol, así como la venta de bebidas alcohólicas en tiendas entre las 21.30 y las 8.00 horas. Las bebidas deberán cobrarse a un precio unitario, sin posibilidad de promoción alguna, y en los hoteles y restaurantes de estas tres zonas solo se podrán ofrecer a los clientes tres bebidas alcohólicas por persona en comidas y cenas. También se prohibe el "balconing", con resultado de multa y expulsión.
El decreto, con una vigencia de cinco años, se aplicará a partir de la próxima Semana Santa. Los contratos ya firmados con touroperadores se respetarán, en aras de evitar cualquier situación de inseguridad jurídica.
Los empresarios han recibido el decreto con la esperanza de que ayude a acabar con el turismo incívico, pero también con dudas sobre su alcance y con la expectativa de que puedan modificarse algunos aspectos una vez se compruebe su aplicación. El objetivo final del decreto ley es compartido: apostar por la calidad y el civismo. Para ello, sin embargo, queda pendiente el establecimiento de planes que incluyan una amplia información y un correcto sistema de inspecciones. Sería un error si se aplica de forma equivocada o si únicamente sirve para desplazar a otras zonas este tipo de prácticas.
El turismo balear debería verse fortalecido con la aplicación de esta norma, aunque para cambiar el tipo de turismo en estas zonas no bastará con aprobar leyes, restringir ventas y poner multas. Decisiones como esta deberían ir acompañadas de una mayor implicación de las administraciones para mejorar las infraestucturas y los equipamientos. Una inversión pública -acorde con la gran inversión privada empeñada en estas zonas durante los últimos años- es la clave para mejorar el destino, atraer un turismo de mayor nivel, aumentar precios y asegurar el tejido económico y social de estas zonas. La calidad debe sustituir a la cantidad y el incivismo caerá por sí mismo.