¿Cuando caduca mi prótesis?

Una gran parte de los tratamientos médicos, entre los que destacan los más modernos y los menos cruentos, se basan en la implantación de dispositivos. Pueden tener fines paliativos, curativos o estéticos.

Los más clásicos son los de bisagra articular y mecanismo valvular. Algunos son eléctricos -para la estimulación cardíaca o cerebral-, otros de sustitución o de relleno; en determinados casos, su función es la de recuperar la comunicación en un conducto o vaso obstruido mediante la tunelización o el pontaje.

Tecnología y ciencia, empresa  y conocimiento se unen para el desarrollo de innumerables dispositivos de todo tipo de materia y función. Titanio, silicona, dacron, productos biológicos reabsorbibles..., dan vida a marcapasos, desfibriladores, stents intravasculares,  “amplatzer” -para impedir cortocircuitos vasculares-, válvulas cardíacas, prótesis mamarias  y articulares, así como a riñones o corazones artificiales.

Los resultados son especialmente exitosos y aumentan la calidad y expectativa de vida. En este momento se establece la gran duda. ¿Cual es la vida útil real del dispositivo? ¿ Como se comportan los materiales con el paso del tiempo? La mayoría de ellos duran más que el propio tiempo de prueba. Superan los tests y estudios precomercialización. Las recomendaciones que se establecen son generales y la adecuación y respuesta a cada situación es individual. De hecho, por poner un ejemplo, millones de personas utilizan una prótesis articular desde hace más de 25 años cuando se les informó, que la vida útil oficial era de una década. En general se superan con creces los tiempos garantizados para los materiales, pero no permiten asegurar su duración de forma indefinida.

En este sentido, algunas prótesis de mama han contribuido a uno de los capítulos más rocambolescos. El uso de prótesis PIP se suspendió en 2010 debido a la alta tasa de roturas, Además, en Francia, se dispararon las alarmas sanitarias, por la aparición de ocho casos de cáncer entre portadoras. Los implantes fueron prohibidos y su creador, Jean-Claude Mas, condenado a cuatro años de cárcel. Se creó una alarma social de grandes dimensiones.

En mayo de 2014, un panel de 12 expertos de la UE, tras estudiar en profundidad el caso, ven innecesaria la retirada de las prótesis en buen estado, tal como habían recomendado hasta 2013. Afirman que no hay datos convincentes para justificar la retirada rutinaria de los implantes. Además, aseguran que el riesgo que entraña la ruptura, para la salud, es discutible. Tampoco han encontrado relación entre las prótesis y el cáncer de mama o los linfomas como inicialmente se había planteado.

Deberemos acostumbrarnos a gestionar la incertidumbre y sobrevivir a ella. Los implantes colocados en plena juventud acompañan a la mujer durante muchas décadas. Sin embargo, es lógico entender que, en algún momento, se hace necesario y de hecho se impone, el recambio.

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