Después de Zapatero...

Yo no debería escribir de política, porque mi última experiencia, mi último gran patinazo, me marcó de forma tal que hoy, cada vez que veo a algún político inconcreto, escurridizo o volátil me acuerdo de cómo me equivoqué estrepitosamente. Mi error, por supuesto, fue juzgar al inefable José Luis. Reconozco que en los primeros años de su mandato, dudé: iba a Barcelona y prometía que aceptaría el Estatuto que saliera del Parlament, cualquiera que fuera, y yo me decía: “O es un genio o... No, no puede ser, debe ser un genio. Tiene que ser una jugada maestra”. Cuando empezó la crisis económica me pasó lo mismo: nos contó aquello de que España no iba a tener crisis y, pese a que yo leía y leía opiniones en contrario, pese a que algún sesudo experto me recordaba que en economía dos y dos son cuatro, nunca pude pensar que un hombre que está asesorado por un equipo de más de seiscientas personas pudiera equivocarse, o al menos no radicalmente. ¿Cómo, con ese tono de voz de quien jura y perjura que no ha roto un plato jamás, puede estar improvisando como un cuentista acorralado? Más tarde, cuando mandó parar Garoña pensé que no puede ser, no puede jugar con el suministro energético de un país, por lo que pensé que tenía la jugada bien diseñada; cuando creó los ministerios de la Igualdad o de la Vivienda creí que yo definitivamente me estaba quedando fuera de juego porque ¿cómo un presidente puede decidir tales tonterías? Definitivamente, yo había perdido mis referentes y me había hecho viejo. Pero, más tarde Zapatero reabrió Garoña y cerró sus dos ministerios estrella, de forma que escarmenté. Así que hoy, cada vez que veo un político ante el cual me pregunto si es un mediocre (vean que palabra más comedida, sin duda influjo de Zapatero) o ante un genio, si lo que está haciendo es una tontería como un piano o si es una genialidad que pasará a los anales, indefectiblemente me inclino por lo primero, lo cual altera absolutamente mi imparcialidad. Soy un resabiado, ahora creo que lo sé todo, no en vano dudé del presidente y acerté. Por eso, eludo más temas de los que escojo, porque tengo la sensación de estar viendo 'zapateritos' por todos lados: magos y malabaristas que me recuerdan la serenidad con la que me engañaba mi líder de León. Pero he de esperar porque lo más probable es que en realidad estoy, estamos, ante genios a cuyos pies nos vamos a tener que caer rendidos en unos meses. Eso espero, aunque con el escepticismo de quien dudó escuchando a Zapatero.  

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias