La joven explicó que el vecino consiguió su número y realizó múltiples llamadas para contactar con ella. También envió numerosos mensajes sin obtener respuesta.
El hombre dejó después regalos junto al coche de la víctima y más tarde en la puerta de su vivienda. Entre ellos había bisutería, llaveros y objetos diversos. De hecho, y tras regresar de un viaje, la joven encontró una bolsa de churros en su puerta, hecho que aumentó su temor a que el vecino conociera movimientos privados.
SOSPECHAS DE VIGILANCIA CONSTANTE
Una vecina informó a la víctima de que el hombre se mantenía pegado a su puerta para escuchar conversaciones. También aseguró haberlo visto tumbado frente al domicilio. La mujer expresó un creciente miedo ante la posibilidad de que él siguiera cada paso y conociera datos íntimos sobre sus planes y horarios.
EPISODIO FINAL ANTES DE LA DENUNCIA
La situación empeoró cuando la joven encontró al hombre con un hacha dentro de la finca. Al parecer, el individuo deambulaba por los rellanos sin motivo aparente. Ese episodio desencadenó la denuncia formal, motivada por el miedo constante y la incertidumbre sobre posibles agresiones.
DETENCIÓN DEL SOSPECHOSO
Los agentes identificaron al hombre tras diversas gestiones y confirmaron su relación con los hechos. Los policías detuvieron al sospechoso y lo trasladaron a dependencias policiales por un delito de acoso continuado.







