Las «fake news» vendrían a ser el equivalente de los bulos, las trolas o los embustes periodísticos de toda la vida, sólo que dicho así, en inglés, parece como si fuera un fenómeno que hubiera nacido hace relativamente poco tiempo, con el avance de las nuevas tecnologías. Sin embargo, yo creo que si indagásemos un poco, posiblemente descubriríamos la existencia de «fake news» incluso ya en el Antiguo Testamento.
Aun así, es cierto que con la actual pandemia del coronavirus las «fake news» parecen haberse disparado exponencialmente, sobre todo a través de nuestros whatsapps. Así, por una parte recibimos estos días mensajes anónimos de presuntos doctores que nos hablan de cómo prevenir o curar el Covid-19, cuyas indicaciones pondrían los pelos de punta a todos los especialistas de la OMS en general y al doctor Fernando Simón en particular. Por otra parte, nos suelen llegar también mensajes igualmente anónimos de personas o de publicaciones misteriosas que dicen contarnos «toda la verdad» sobre lo que estaría sucediendo hoy. Ahí es nada, toda la verdad. Nada menos.
Para acabar de complicar aún algo más la cosa, la Fiscalía General del Estado ha decidido investigar si existiría un supuesto grupo criminal detrás de la «campaña» de bulos que habría sido puesta en marcha en las redes sociales contra el Gobierno por su actuación en la actual crisis sanitaria. El Ministerio Público ha decidido abrir diligencias después de la denuncia presentada por Unidas Podemos ante ese presunto ciberataque organizado. Quién sabe qué sorpresas nos acabará deparando esa investigación de la Fiscalía. Con ello no quiero dar pábulo, por supuesto, a ninguna posible maledicencia ni a ningún infundado rumor.
«El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer», escribió el maestro Mariano José de Larra hace casi ya dos siglos. En nuestro país, pase lo que pase y gobierne quien gobierne, algunas cosas no parecen cambiar nunca con el tiempo.
