Directos al 24 de mayo

Las elecciones del próximo día 24 de mayo, municipales y autonómicas en casi todo el País, se plantean como unas primarias a las elecciones generales que posiblemente se celebren a final de año, aunque muchos de los que viven de las previsiones, de las encuestas sigan diciendo que nunca unas elecciones locales tienen nada que ver con unas generales y viceversa, a pesar de que la historia desmienta esta teoría y nos demuestre que todas las elecciones están encadenadas, no sólo a la situación económica del País sino a la actuación en todos los ámbitos de los partidos que se presentan a las elecciones.

Como muestra un botón, Ciudadanos, a pesar de saber, es lo que supongo a estas alturas del partido, que estas son unas elecciones locales y autonómicas no deja de presentar propuestas económicas de ámbito estatal, entre otras cosas porque es la única forma de dar cancha a su único valor electoral, al que si pudieran clonarían, visto el poco y a veces nulo peso personal, político, social, económico y, a veces hasta ético, de los candidatos locales y autonómicos y la falta de propuestas electorales que presentan.

La irrupción de Podemos, a rebufo de la indignación imperante en las calles que echaba pestes contra la clase dominante, entendiendo como tal tanto al PP, como el PSOE y de rebote contra IU hizo que los cálculos más exigentes dieran por hecho que la revuelta ciudadana se llevaría por delante al bipartidismo imperfecto monáquico reinante consecuencia del régimen salido del 78. Pero ha ocurrido, visto lo acaecido en las pasadas elecciones autonómicas andaluzas y en la cantidad de problemas internos, de crecimiento y de organización que tiene Podemos a lo largo y ancho del País, que  aquel veredicto ha resultado exagerado y sin ninguna base.

Bipartidismo imperfecto, porque desde el centro político a la ultraderecha no había más que un partido, el Partido Popular, a la izquierda además el PSOE, estaban Izquierda Unida y parte de UPyD, además de los partidos nacionalistas que comulgaban con el partido que más transferencias de dinero les aseguraba hacia su comunidad. Pero he aquí que al PP le ha salido un contrincante desde la propia derecha, que no es Vox, ni mucho menos sino C’s, con lo cual habremos pasado de un bipartidismo imperfecto a un duopolio plural, empleando un término empresarial (duopolio significa situación de mercado en que la oferta de un producto o el ejercicio de una actividad se reparte entre dos empresas), tanto a la derecha como a  la izquierda, con varias ofertas a la derecha, como nunca antes había habido y varias ofertas a la izquierda y cuyo esquema se reproduce a lo largo del País, incluidas las Illes Balears, con la aparición además del Pí (Proposta per les Illes).

Una vez descartada la ruptura con el régimen político actual, lo que nos depara el futuro  es un continuo cambio de cromos (te doy para que me des) entre los partidos hermanos implicados, en unos tanteos a dos bandas. El cada vez más declinante Partido Popular necesitará la ayuda de los nuevos conservadores que lidera Albert Rivera y en casa del Pí, y en el flanco opuesto, el PSOE necesitará la colaboración del partido que apadrina Pablo Iglesias y de los partidos con los que históricamente ha tenido que pactar para poder gobernar.

Siguiendo con el símil empresarial será una integración horizontal. La competencia  en lo político, será tan solo un eslogan electoral sin contenido real a la hora de pactar. A su manera, el duopolio representará una consolidación del sistema endémico que ha reinado en España desde el 78.

Con una serie importante de cambios. Nos dejará a un partido, UPyD que perderá su aspiración a postularse como bisagra y una Izquierda Unida en proceso de extinción víctima de la aparición de Podemos. Y con  un nuevo panorama político-territorial en el que, por primera vez desde la transición, dejará a los partidos nacionalistas sin poder para cambiar cromos con el gobierno central y, por tanto, encerrados en sus propias autonomías. Porque la nueva acumulación de fuerzas, quizás no altere sustancialmente las coordenadas ideológicas de referencia (derecha-izquierda, tanto monta monta tanto), pero lo que sí parece evidente es que dará paso a un relanzamiento del mapa nacionalista, desde el momento en que los recién llegados han afirmado por activa y por pasiva su voluntad recentralizadora.

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