Hace exactamente un año denunciaba públicamente que realizar una maratón exclusivamente para mujeres era tan discriminatorio como organizarla sólo para hombres.
Pero este año la 261 women’s marathon, sólo para mujeres, celebrada en Palma de Mallorca el 8 de marzo pasado insiste, contumaz, en el error de considerar como reivindicativo un evento claramente discriminatorio. El lector se preguntará, pero bueno si han participado hombres. Sí, pero no. Les permitieron inscribirse pero no hubo una sola categoría con premios para ellos. ¿Cuál fue el podio ganador del evento? Evidentemente sólo mujeres. ¿Y el resto de los puestos? También, todas mujeres. Entonces ¿no es discriminatorio? claro que sí. Ahora, si hubiese habido premio para ellos seguramente habrían llegado antes a la meta, mejorando en mucho los tiempos de ellas y dejándolas en segundo plano, al menos para la organización de la carrera y para la reivindicación que se pretende.
Porque no hay que olvidar que en todo evento que se precie de feminista subyace el menosprecio a hombre, el tratamiento misándrico respecto a los valores masculinos y la tergiversación tendenciosa de la información para mostrar a las mujeres siempre como víctimas. Combatir al machismo con hembrismo de género y ejerciendo la misma discriminación de sexo pero en sentido contrario es mala política para defender los verdaderos derechos de la mujer.
