No insistiré sobre el descenso cualitativo del Torneo Ciudad de Palma en cuanto a la pobre entidad de los rivales y la calidad del trofeo en cuestión. Una burla a la historia, aunque un partido acorde con la categoría del club en este momento y la del Ajuntament de Ciutat que se presta a semejante pantomima. También podría meter en el cesto al Atlético Baleares, que con el Santany, una especie de pseudo filial como visitante, menosprecia los anales del antiguo “Nicolás Brondo”, que merece sin duda una más amable memoria. Pregúntense qué saben Maheta Molango e Ingo Volkman de lo que fueron ambas y respectivas citas veraniegas.
Por mi parte lo que me voy a cuestionar es dónde estaban el sábado esos 7.500 socios que, según datos oficiales, han formalizado sus abonos en las oficinas de Son Moix. Dos millares de espectadores de los cuales algunos habían pasado por taquilla, pero no por las oficinas. Incluido el director deportivo blanquiazul y acompañantes. Por hacer un favor contemplaré que los primeros carnets expedidos lo han sido a jugadores, fútbol base, empleados y familiares para contribuir al desarrollo del presupuesto, porque ¿para qué se inscribe alguien si después no va a ir al fútbol?. Llámense entonces donaciones, que no luce tanto, pero se adapta mejor a la realidad.
Ya dije que, una vez arranque la temporada, no se llenará ni la mitad de la media parte del aforo a disposición del público y anticipo que, por una causa u otra, no faltarán jornadas en las que se vuelvan a regalar entradas o se vendan a precio de mercadillo. Pero cada cual recibe la mitad de lo que se gana y la otra responde a lo que se merece.





