La Conselleria de Asuntos Sociales y el IbDona han lanzado una campaña publicitaria destinada a prevenir la explotación sexual de adolescentes.
Bajo el título 'Para el explotador sexual, el objetivo eres tú' y con una estética y ambientación muy juvenil, el spot se dirige a las adolescentes para alertarles del riesgo que corren ante situaciones aparentemente inofensivas como un beso, una caricia o la promesa de un regalo por parte de un adulto. En un inicio pueden parecer gestos inocuos pero, tal y como han descrito las propias víctimas, es como realmente comenzaron la explotación y captación.
El objetivo de esta campaña es romper con la falsa idea -muy generalizada- de que el explotador sexual se muestra como un auténtico depredador sexual de forma explícita y de que las víctimas son siempre chicas y chicos de ambientes vulnerables. Las recientes operaciones policiales muestran que, efectivamente, la mayoría de chicas explotadas están tuteladas por los servicios sociales pero también hay casos de jóvenes a cargo de sus progenitores.
El spot se va a difundir en redes sociales, fundamentalmente TikTok, porque es el elemento natural del público al que va dirigido el mensaje, aunque también se difundirá en medios de comunicación y se organizarán talleres para padres y profesionales para visibilizar este problema.
La medida es un acierto. No cabe duda de que para atajar un problema, hay que ponerlo encima de la mesa y hacerlo visible desde todos sus prismas. Llamar a las cosas por su nombre y poner ejemplos claros de esta lacra contribuye a la identificación del mismo, tanto por parte de los adultos como de los propios menores, que llegan a pensar que es normal y no se sienten víctimas.
En cualquier caso, este spot no cierra el capítulo de responsabilidades políticas del escándalo de las menores tuteladas que, en vista de las conclusiones de la comisión política, nunca llegarán. "La principal causa de que haya explotación sexual infantil (ESI) es que hay explotadores y agresores", argumentaron entonces los políticos del Pacte en el Consell, dando carpetazo al asunto. Evidentemente, el único culpable del abuso o explotación de un menor es de quien la comete pero si la joven está a cargo de una institución pública, como en este caso el IMAS, no se puede echar balones fuera a la hora de depurar responsabilidades.