La pieza, desarrollada durante más de un año y producida artesanalmente en Oaxaca (México), adopta la forma de un domo geodésico de 11 metros de diámetro, compuesto por 22 paneles de tela impresa en blanco y negro e iluminada desde el interior mediante un sistema de luz LED.
Basada en la práctica de dibujo narrativo y relato oral en directo que caracteriza al artista, Mater Aeterna invita al público a adentrarse en un observatorio simbólico que entrelaza tres capas fundamentales: la mitología, entendida como los relatos que hemos construido para dar sentido a nuestra existencia y organizar la vida en común; el colapso ecológico, marcado por los efectos irreversibles de la actividad humana y las fantasías de escape hacia otros planetas; y la ficción especulativa, inspirada en autoras como Ursula K. Le Guin o Kim Stanley Robinson, como herramienta para imaginar futuros posibles y confrontar críticamente el presente. La obra parte del mural (M)other —realizado durante la pandemia— y amplía su investigación sobre ecología, extractivismo, utopías tecnológicas y mercantilización de la espiritualidad.
En el interior, los visitantes se sumergen en un universo visual denso, poblado por los arquetipos que configuran la cosmogonía del artista: los Yoyos (figuras consumistas, narcisistas, propias del norte global) y los Topoides (trabajadores invisibilizados, desposeídos, migrantes del sur global). A través de estas figuras, García O’Dowd construye una mitología que reflexiona sobre las desigualdades planetarias, la alienación digital y la desconexión contemporánea con la naturaleza.

'Cupola: Mater Aeterna' parte de una estructura icónica: el domo geodésico popularizado por Buckminster Fuller en los años 50, símbolo de eficiencia, visión global y utopías futuristas. El título remite también a la Cupola de la Estación Espacial Internacional, el módulo de observación desde el que los astronautas contemplan la Tierra en su totalidad.
Inspirándose en los frescos religiosos, el espacio envolvente se convierte en un vehículo narrativo. Desde la Capilla Sixtina hasta los murales prehistóricos, la pieza se apoya en esa tradición para construir un relato visual que se despliega en lo arquitectónico y se activa mediante la oralidad, sin necesidad de texto.
En el centro del dibujo, encontramos una figura femenina gigante que intenta abrazar al espectador mientras es cortada en fragmentos por cientos de pequeños individuos. Esta imagen central remite a una idea antigua y extendida: la Tierra como madre viviente, cuerpo fértil del que dependemos. La escena hace referencia a cosmovisiones animistas y mitologías matriarcales, donde lo femenino encarna lo cíclico, lo fértil y lo colectivo.
Estéticamente, la obra se enraíza en el cómic de ciencia ficción japonés. Cada panel fue dibujado a tinta sobre papel y adaptado al espacio tridimensional, en un lenguaje visual que bebe de Akira (Otomo), Ghost in the Shell (Shirow), Evangelion (Anno) y Nausicaä (Miyazaki), donde la tensión entre tecnología, cuerpo, espíritu y planeta es protagonista.
Al combinar la narración visual con la inmersión física y el relato oral, Cupola: Mater Aeterna activa el mural como un espacio comunitario y afectivo. Propone un momento de reflexión: repensar cómo habitamos la Tierra, cómo utilizamos la tecnología y cómo imaginamos futuros colectivos más allá del mito del crecimiento infinito.
El cineasta ruso Yura Makarov está produciendo un documental que retrata el proceso creativo y el montaje del proyecto.
¿QUÉ ES EL BURNING MAN?
Burning Man es un evento anual de siete días de duración que se desarrolla en la "ciudad" de Black Rock, Nevada, Estados Unidos.
Black Rock City, que no es un municipio ni tiene gobierno, solo existe durante la semana de Burning Man. Es decir, es una ciudad temporal construida por los participantes hasta el primer lunes de septiembre, día del Trabajo en Estados Unidos, durando aproximadamente una semana.
El Burning Man se lleva a cabo en los vestigios de un lago, en el desierto Black Rock de Nevada, a 150 kilómetros (90 millas) al noreste de Reno.