El caos del Día sin Coche

Este lunes, centenares de miles de conductores mallorquines no han hecho el menor caso al Día sin Coche fomentado por la Unión Europea. Está claro que en Bruselas no saben qué es la Gota Fría. La celebración ha coincidido con la primera borrasca de septiembre.  La Vía de Cintura se ha casi colapsado en las horas punta, los aparcamientos del centro de Palma estaban a tope y, como es natural, la necesidad y el pragmatismo, en pleno lunes laborable y docente, se han impuesto a las quimeras y a los idealismos con los pies despegados del suelo de los funcionarios de Bruselas.

Bien es cierto que la gratuidad de un día tan señalado ha hecho que por ejemplo el tren de Inca haya experimentado un incremento del 40 por ciento. En consecuencia, todo el mundo se ha movido más de la cuenta en el día teóricamente sin vehículo privado.

Reconociendo que la utilización del transporte público ha aumentado en los últimos años en Balears, lo cierto es que la dependencia del coche es enorme y no hace otra cosa que aumentar una vez acabado el período vacacional y cuando la actividad económica vuelve a arrancar con fuerza en infinidad de empresas.

Es importante que haya un Día sin Coche para concienciar a los ciudadanos. Pero sería conveniente convencer a la Unión Europea de que adaptase esta celebración a cada territorio en las fechas más apropiadas. En Mallorca los inicios de las borrascas de la Gota Fría, justo al final del verano, no son aconsejables para pensar en el transporte público o en el largo paseo a pie.

Mejor sería celebrarlo a la entrada de la primavera, cuando el clima se convierte en maravilloso e invita al transporte público o a caminar al aire libre cuando se ha dejado atrás el frío del invierno. Seguro que obtendría una mayor aceptación popular. Sin embargo, este lunes, con todos los partes meteorológicos anunciado alerta por lluvias desde hace días, la mayoría de la población ni se ha planteado siquiera seguir las indicaciones de UE. Incluso no pocos ciudadanos se lo han tomado a chirigota.

Pero es importante que haya un Día sin Coche, buscando las fechas más apropiadas. Es posible luchar contra la actual saturación de vehículos. Pero este objetivo debe planearse con tiento, lógica y buscando el momento más apropiado. De lo contrario no tiene sentido. Palma ha sido un buen ejemplo de ello. La jornada ha producido los primeros grandes atascos y saturaciones en meses. Palma ha vivido una befa y una pantomima de esta celebración bruselense de altos vuelos y ridículos resultados, al menos en Mallorca.

 

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