Primero fue pagar para beber una botella de agua durante el vuelo, después por facturar la maleta, y ahora para poder saltarse la cola en el control. La cultura del low cost se ha instalado en los aeropuertos y es previsible que su asentamiento sea perenne.
Aunque bien visto, más que la cultura del low cost es la cultura del “engañabobos”. Las tarifas que ofrecen ciertas compañías hacen picar al consumidor con ofertas muy sugerentes ocultando que los costes añadidos ulteriores hacen que las gangas no sean tales. Como dice mi padre, un pobre no se puede permitir comprar barato.
Las luchas de los consumidores han ayudado a que ciertas prácticas -como por ejemplo cobrar 30 euros por pagar online- hayan tenido que ser suprimidas, no obstante, aún queda mucho recorrido para parar ciertos abusos que algunos se permiten. Hemos llegado a un punto en el que algunos confunden los servicios baratos con los servicios de maltrato al usuario.
Ahora la noticia es la creación del carril rápido para pasar el control de seguridad en los aeropuertos españoles por el que se podrá pasar a criterio de las aerolíneas. Según el Gobierno, ésta era una exigencia de las compañías a AENA, y si el estado ingresa dinero por ello y hay quien lo quiere pagar todos contentos.
En sí no es ni buena noticia ni mala porque no perjudica a quien no quiere usar de este servicio, más bien todo lo contrario. Cuantos más pasen por el carril rápido más operativo se convertirá el carril lento para los que no han pagado.
Con todo ello, me permito hacer una sugerencia a las compañías, y es que sabiendo que el colectivo IMSERSO es uno de los más viajeros, que sea compensado pasándolo en su totalidad por el carril rápido. Quien se haya encontrado con una cola de ‘imsersos’ en el aeropuerto entenderá porqué propongo tal gratificación.
