El delegado de Air Berlín en España, Álvaro Middelman, ha criticado con razón las subvenciones que reciben algunas compañías aéreas por asentar sus bases en determinados aeropuertos españoles, lo cual altera absolutamente la competitividad relativa de estas empresas. Middelman se refiere fundamentalmente a Ryanair, la aerolínea irlandesa que, al margen de que tenga los costes operativos más bajos del mercado, actúa con absoluto descaro en la petición de ayudas a los gobiernos locales y regionales, amenazándoles constantemente con retirarse y abandonar la base que ha creado y dejar en la calle a los trabajadores que contrata en cada ciudad. No sólo amenaza sino que, como se ha visto en el caso de Gerona, cuando no tiene las ayudas, se retira. Ustedes verán: Middelman tiene razón. Aquí las autonomías han montado un circo de ayudas y subvenciones que ha sido una verdadera vergüenza. Air Berlín no está libre de haber participado de forma marginal en el reparto, pero su base central en España, el hub de Palma, se financia exclusivamente con el esfuerzo de la propia compañía, cosa que no se puede decir de la mayor parte de la red de bases de la competidora irlandesa. A quien hay que criticar aquí, en todo caso, es a los gobiernos locales y regionales que, en un afán absurdo por promover el turismo local, financian flujos de pasajeros que seguramente se hubieran producido de todas formas sin necesidad de repartir dinero absurdamente.
