Hace unos años se creó un grupo de trabajo para promover la ensaimada, para regular su funcionamiento, para evitar que fuera se copie este producto tan de la tierra. Hasta ahí todo normal. Pero usted y yo habría pensado que eso lo pagarían los panaderos o nosotros mismos cada vez que compramos una ensaimada. Pues no, como todo, lo tenía que pagar el Govern. Aquí todo lo montamos sobre las espaldas de los demás, espaldas que se acaban de partir y ya no pueden más. Ahora los panaderos dicen que van a tener que cerrar su consejo, porque el Govern les adeuda 60 mil euros, como mínimo. ¿60 mil euros para defender la ensaimada? Yo no estoy en esto de los números, pero a mí me parece evidente que quien vende las ensaimadas, quien las produce, quien está en ello, es quien tiene que asumir su responsabilidad. De la misma manera que quien crea un sindicato tiene que preocuparse de que sus afiliados lo financien. O quien monta una patronal ha de saber que son los socios los que han de pagar. O quien defiende una u otra lengua. O quien ama la ópera o al cerdo de Sicilia.





