Los mensajes que transmite Maheta Molango siempre son políticamente correctos, si bien erróneos y contradictorios. Es incoherente afirmar al mismo tiempo que los resultados de los últimos años demuestran que se han hecho las cosas mal y, acto seguido, añadir que lo que le falta al club es continuidad. Pues mire, no, lo que necesita el Mallorca es todo lo contrario, romper con los programas y las personas que lo han conducido al más absoluto caos del que proceden precisamente este nefastos balances.
Ni Serra Ferrer ni Utz Claassen metieron la excavadora hasta el fondo y así les fue. A los dueños actuales, por lo menos lo son formalmente, no les irá mejor si el consejero delegado no estudia la realidad de lo sucedido en lugar de prestar atención a las voces interesadas de las que se ha rodeado y si su referente técnico va a ser Fernando Vázquez, como pregona, empieza muy mal este proyecto que ya no sabemos si es nuevo o una prolongación del que vendieron. El gallego no ha sumado ningún mérito para proseguir, igual que el Chapi Ferrer no lo tenía para empezar. El equipo ha arrastrado toda la temporada aquella mala decisión, igual que ocurrirá si el suizo se empecina en mantener la estructura en manos de semejantes arquitectos.
Siento ser la voz discordante y casi siempre negativa, pero los hechos y el tiempo han terminado por darme la razón. Me hago el sordo ante afirmaciones vacías y tópicas, no me quedo en la superficie ni me van las anécdotas, como tampoco las medias verdades o las mentiras absolutas y muchas de ellas también forman parte de la otra historia del centenario que nadie ha contado. Sobre todo en los últimos tres años. ¿Continuidad?. No, gracias.