Finalmente no habrá giro del estadio. El disparate urdido por la propiedad del RCD Mallorca no se materializará este año por una cuestión de falta de tiempo a la hora de conseguir las licencias oportunas. La improvisación acarrea sus cargas. Sin embargo y aunque solo se trata de un aplazamiento hasta el año próximo, el presidente del club Utz Claassen, no abandona su ilusión de transformar el estadio de Son Moix por completo. Quizás sería bueno que alguien desde el Ayuntamiento le recordase que aún no es suyo y que para disponer a su capricho del estadio pagado con los impuestos de los ciudadanos, primero habría que saber qué opinan estos de los proyectos megalómanos del actual propietario del club bermellón.
Se ha enfocado el asunto como si las pistas de atletismo fueran la causa directa de que los aficionados no acudan al campo a ver los partidos del RCD Mallorca. Es obvio que este es un enfoque torticero de la cuestión, porque si los aficionados no van al campo no es por mor de las pistas, ni por la distancia que separa los asientos del terreno de juego. Es porque el equipo no ilusiona, sino que decepciona.
La brillante maniobra de la confusión que supone la propuesta de girar el campo, ha conseguido que se hable del RCD Mallorca por asuntos ajenos al meramente deportivo, una vez más, la enésima. El trío BCM (Blum, Claassen, Martínez) se revelan como magníficos vendedores de humo.