Pronto pagaremos por respirar. No es mía la frase, no. Sin embargo, la podría suscribir.
La necesidad de recursos por parte de las administraciones públicas nos han llevado en los últimos años a subidas de tributos ya existentes y a la creación de nuevos.
Es muy fácil. Buscamos algo que gravar, creamos un hecho imponible y a correr. El hecho imponible puede tener dos bases: la primera es una actividad que podría llegar a ser lucrativa (alojamiento vacacional, placa fotovoltaica...) y la segunda es una actividad obligatoria o cuasiobligatoria, es decir, sin o con poca alternativa (expedición de DNI, electricidad, rendimientos del trabajo...). El resultado al final es que, entre impuestos, tasas y contribuciones especiales uno ve que sólo se puede escapar del yugo fiscal del Estado yéndose a vivir a una cueva, con lo que ello supone. Si haces A te gravan por A, y si haces B ídem. Es un “tuto o muete” continuo.
¿Solución? Sí, evitar situaciones de malversación de caudales públicos por parte de algunos políticos y funcionarios es necesario sin duda, aunque ello se antoja el chocolate del loro si pensamos en la cantidad de dinero público (“teu” como diría el Consell de Mallorca de Ensenyat) que se desperdicia cada día a causa de pequeñas y continuas “malversaciones” por parte de los ciudadanos: que si rompemos una farola en una noche de tontería, tiramos basura a la calle o carretera, no acudimos a la cita con el médico, buscamos recetas sin necesidad, decimos “no” a una oferta de trabajo porque nos es más rentable seguir cobrando un subsidio… todas son acciones que no hacen más que cargar el gasto público de manera que de algún modo se tiene que compensar.
Al final, y para eludir nuestra responsabilidad, nos falsificamos la conciencia pensando que si los demás no se portan bien, nosotros no tenemos porqué complicarnos la existencia y “hacer el tonto”. Y con ello se fomenta la cultura de vivir a cuesta de los demás. Algunos son maestros de ello.
Por ello que… a disfrutar del impuesto pagado porque no se vislumbra cambio alguno en la presión fiscal.





