De los peores augurios a la esperanza, de los fantasmas del descenso a un suspiro de tranquilidad. Eso es el Mallorca: la más absoluta inestabilidad. Juego mediocre y actitud pisoteada. No obstante, el encuentro contra el Tenerife se ha saldado con una victoria: 2-1 en un Son Moix en efervescencia.
Los del Nanu arrancaban con algo de fuerza pero, como en encuentros anteriores, se fueron desinflando y perdiendo el control del balón. Hasta que llegó la primera puñalada y pitada: Maxi Pérez marcaba en el minuto 38. Cabrero no pudo detener el disparo de Suso Sanz así que Maxi solo tuvo que empujar el balón. La grada estallaba y se iba al descanso con gritos de "jugadores mercenarios".
En la segunda parte, en cambio, el Mallorca empataba. Minuto 49, Xisco aprovechaba el pase de Marco Asensio para quedarse solo ante el portero y cerrar un disparo certero. veinte minutos más tarde, Joselu adelantaba a los locales tras aprovechar un buen centro en el área pequeña de Pereira.
Por fin, una victoria siete semanas después. Es lo único positivo de este encuentro: la victoria.
