Justo antes de escribir estas líneas me he reunido a manteles con unos buenos amigos con los cuales, después de comentar la actualidad judicial del momento y de comentar la leña que se está haciendo del árbol caído, nos hemos sumergido en la apasionante política balear que tiene en el partido popular sus estrellas fulgurantes.
Al cargo de Presidente de la Comunidad, como a cualquier otro cargo, se debe llegar aprendido; no es aceptable que cuando los ciudadanos te han dado la espalda y estés refugiado en el confort del Senado recapacites y digas que has aprendido de los errores del pasado. Faltaría más.
Pablo de Tarso, camino de Damasco, cayó del caballo y quedó cegado por una intensa luz; después se levantó y había cambiado sus creencias, abrazó la fe verdadera. Algo similar le parece haber pasado al Presidente Bauzá, ha visto la luz después de caer de un caballo en forma de fracaso electoral en el que los ciudadanos de Baleares le dijimos que no le queríamos como Presidente.
Pero como entre fracasados se entienden y parece ser que se solidarizan, -el Presidente Bauzá y la Presidente Armengol cosecharon los peores resultados de sus históricos partidos-, esta última premió a su antecesor con un puesto en el Senado ya que el de Presidente lo ocupaba ella encabezando un gobierno multicolor.
En este pequeño país, por lo visto, cuando alguien fracasa en un objetivo en lugar de dimitir es premiado con una prebenda con cargo a los ciudadanos y con moqueta mullida; los Presidentes Bauzá y Armengol a la vista de sus nefastos resultados electorales obtenidos en las autonómicas deberían haber vuelto a sus respectivas farmacias de las que no tendrían que haber salido nunca.
Así se escribe la historia de este pequeño país, si fracasas eres premiado y pretendes volver para abrazar una nueva fe. El Presidente Bauzá no es San Pablo y su discurso carece de la autoridad de las epístolas. Que pasen un buen día.
