Una interesante sentencia culpa a una compañía de teléfonos de haber cortado la línea, incorrectamente, a un pizzero que estaba al día de sus pagos y que, a consecuencia, se quedó sin clientes y, lógicamente, tuvo que cerrar. La demanda, sin embargo, no atiende la espectacular petición de lucro cesante del pizzero pero, aunque esto no haya sido como pretendía el demandante, ha sido bastante contundente. Tiene interés esta sentencia porque al mismo tiempo que sucede esto, muchos empresarios se encuentran con que tienen que pagar el IVA al Estado, por unas facturas emitidas que nunca el propio Estado les ha pagado. Es decir, se ha de anticipar al poder público un dinero no cobrado, con lo que más de una empresa se ve abocada a la quiebra. Y todo sin respuestas ni de las instituciones, ni del sistema legal.
