No nos gusta pagar. Lo hacemos cuando no queda más remedio pero si algo es gratis, para allá que vamos. Es una adquisición impulsiva. Las grandes tecnológicas que conocemos (Tik Tok, Facebook, Instagram, etc) se han hecho grandes precisamente por ofrecer productos gratis.
Si no nos cobran nada y sus propietarios se han hecho tan ricos ¿de dónde sacan los ingresos? Pues básicamente de vender nuestra información personal, que no es poca, y de ser más efectivos con la publicidad de sus anunciantes porque les damos tanta información que nos conocen como nadie.
Pero ¿por qué nos gusta tanto lo gratis? ¿por qué no seguimos adelante cuando nos informamos por un producto o servicio y nos piden pagar aunque sean 0,99 euros? Ahí abandonamos la compra.
Nuestra mente rechaza el pago y, a la vez, ama la palabra gratis. Recuerden cuando hace años nos dejábamos engañar y nos llevábamos gratis una enciclopedia o un juego de sartenes tras depositar un dinero a plazo fijo. El banco nunca perdía pero qué contentos se iban de la sucursal con los utensilios de cocina bajo el brazo. Se lo vi hacer a la generación de mis padres. Luego había que contarlo a los amigos. Recibir algo gratis hacía que se sintieran especiales, unos afortunados entre la masa.
Esta semana ha empezado a cotizar una criptomoneda que la regalan a cambio de un acto que parece inocuo pero no lo es en absoluto. Se han visto colas inmensas en los siete centros comerciales de España donde han colocado una esfera de 2,5 kilos (orbe lo llaman) que digitaliza los iris de las personas. Quienes se escanean su iris reciben tokens gratis. Si entras diariamente a la aplicación del móvil que te obligan instalar y pones tu iris te van dando más tokens. Así a diario. Son gratis.
La idea es del fundador de ChatGPT y la cripto se llama Worldcoin.
Colas de personas que recuerdan las de las campañas de vacunación en los últimos días para poder entrar en los bares en las infames Navidades de 2021. Todo ello a cambio de un escaneo de su iris. Hasta Edward Snowden ha advertido del peligro de escanear los iris de la gente. Aunque la empresa dice que luego los borran ¿quién se lo cree? ¿para qué lo hacen entonces?
El origen de Worldcoin estuvo ligado a obtención de la renta básica universal que se va aponer en marcha más pronto que tarde. Con la “prueba de personalidad” que aporta el iris se evitaría recibir más de una subvención por persona, o depositar más de un voto por persona o, como se ha dicho, evitar fraudes de suplantación de identidad por robots o inteligencia artificial. Saben que la tecnología actual permite poner la voz y rostro de un personaje conocido aunque no sea más que inteligencia artificial. Ríanse de los humoristas que imitando la voz se hacen pasar por Zelensky y han hecho cantar a Lagarde o Powell por teléfono. La inteligencia artificial no imita, clava los rasgos faciales y el tono de voz de cualquiera. Para evitar el engaño hay que escanear el iris, dicen.
Pues bien, la gente hace colas para recibir tokens de una criptomoneda que es la antesala de la identificación digital total. Si cada día hay que conectarse para ganar más monedas, se hace y punto.
Vamos a que nos den una paguita con CBDC (dinero programable y centralizado) y que nuestro iris verifique que somos nosotros y no haya suplantación de personalidad.
Pronto querrás comer una hamburguesa y no podrás gastar tu nuevo dinero porque las vacas contaminan y ya comiste una (hamburguesa, no vaca) el mes pasado. Querrás unos vaqueros y como ya compraste unos el mes pasado, no podrás porque has cubierto la huella de carbono asignada para todo el año. Querrás viajar pero te saltaste un semáforo en rojo el mes pasado, y no podrás sacar el billete hasta pasado otro mes. Ah, no, perdonen, por un momento pensé que estábamos en China. Pero ¿qué digo? Lo del iris es peor. En China utilizan reconocimiento facial con cámaras instaladas por doquier y los cada vez más habituales tratamientos hormonados o el empleo del botox modifican los rasgos de la cara y pueden fallar. Aquí somos más efectivos y empleamos el iris. Eso no hay tratamiento físico ni químico que lo altere.
Cedan sus rasgos únicos diferenciales. Es gratis. Al contrario, les darán monedas. A cambio habrán perdido para siempre su privacidad. No necesitaremos microchips. Estaremos en su base de datos con nuestra huella diferencial más preciada.
Todo esto lo arregla Bitcoin porque permite nació para realizar micropagos de manera privada. Además, aporta un modelo que evita ceder toda nuestra información a cambio de un falso “todo gratis”. Se realizan micropagos y se reciben microcobros y la información se queda con nosotros.
Aunque Bitcoin sea privado (no anónimo), nadie rastreará el pago por tu hamburguesa o por tus vaqueros por lo costoso que es. La policía se centrará en delitos de peso. Como el dinero efectivo está próximo a desaparecer y con él la privacidad, Bitcoin es nuestra última esperanza para no ser monitorizados como una mercancía o como una res. Porque los pagos con las tarjetas de crédito dejan rastro pero no dejan de ser entidades diversas de carácter privado. Espere a que vengan las CBDC y sea el banco central quien tenga toda la información.
No caigan en aceptar lo gratis. Ni lo low cost ni el happy hour. Son mensajes muy atractivos para su mente pero esconden algo. Recuerden la sabiduría de los refranes populares: Nadie da duros a cuatro pesetas. Ya saben que si algo es gratis, usted es el producto.