Escribo esto en domingo, cuando acabo de escuchar una entrevista a alguien que era cercano a Amy Winehouse. El periodista le pregunta cómo fue su caída en el mundo de la droga y el amigo le contesta que no quiere hablar de ello, que prefiere recordar a la artista. Ustedes verán: me parece bien que un amigo se quiera quedar con ese recuerdo; pero es totalmente legítimo que el periodista y el resto de la sociedad intenten sacar algo en claro de la tragedia de que una chica joven, de gran talento, haya caído en estas profundidades. No estamos hurgando en un tema menor, en algo accidental sino en lo que la ha conducido a la muerte. Y me parece que es un tema que debe ser resaltado porque muchos jóvenes suelen jugar con las drogas, como si fueran capaces de controlarlas, como si ellos sí mandaran en ellas. Me parece que ver el final de una de las mejores artistas debería ser una potente señal de alarma para quienes creen que la droga se puede dominar. O para quienes creen que pueden probar a ver si la dominan.
