El viernes un loco protagonizó una matanza en Noruega. El sábado la prensa española informaba de ello y el domingo veíamos “los plumeros”. Vean esta vergüenza: En Público, el periódico de izquierdas, se decía que el asesino era “un fundamentalista cristiano”, como si el cristianismo cuando se lleva a sus últimas consecuencias implicara asesinatos masivos; otro periódico de la izquierda dice que el asesino era un “antiizquierdista”; pero es que en la derecha las cosas no van mejor: un diario publica que Rubalcaba dijo que le “dolía más” porque las víctimas eran de su área ideológica, mientras que otro periódico publica que “la izquierda oculta que el asesino era masón”, junto a una fotografía del sujeto, con el traje correspondiente. ¿Es posible que ni siquiera una locura de estas dimensiones pueda dejar de ser objeto de politización en este país? ¿Cabe que nuestros medios tengan actitudes civilizadas en torno a algo que no se puede comprender?





