¿Recortes del gasto público? Pues sí, habrá que apretarse el cinturón. ¿Ideas? Pues hay de todo: a mí se me ocurre empezar por la locura de televisiones que tenemos, incluyendo Televisión Española que ahora, sin publicidad, es aún más cara; podríamos proponer que España no tuviera que pedir dinero prestado para con él ayudar a la banca irlandesa, tal como acabamos de acordar en Bruselas; podríamos traer al ejército de Afganistán, donde nos cuesta un dineral cada día; incluso podríamos reducir el parque de coches oficiales, aunque esto afecte a los derechos humanos de sus ocupantes. En los últimos lugares de la lista de recortes yo propondría la supresión de la ayuda social para quienes se han quedado sin empleo y, encima, sin el subsidio de paro. Es cierto que habría que exigir a estas personas que acepten las ofertas que reciben, si es que existen. Pero, en el caso de que no tengan alternativa, me parece evidente que hay que ayudarlos: son las verdaderas víctimas de la crisis, que no se beneficiaron cuando las "vacas gordas’, y sólo faltaba que ahora fueran los primeros en ser olvidados. Pero, ¡oh sorpresa!, nuestro gobierno ha decidido suprimir la ayuda de 400 euros para estas personas, carentes ya de todo recurso. El mismo gobierno con sensibilidad social, el que nunca se iba a olvidar de los trabajadores, el que no ha incrementado la fiscalidad de las "sicav’ donde tienen el dinero los multimillonarios, es el que ha empezado el recorte por las pensiones, los salarios de los funcionarios y ahora por los más desfavorecidos de todos. O las cosas están realmente mal o este Gobierno ha perdido el norte, su norte, el que le plantean sus propios votantes.





