No es la primera vez que me han leído comentarios sobre los tópicos del fútbol que, lejos de ser erradicados, su uso se extiende cada vez más. Comparto la visión de John Carlin en tanto en cuanto resulta verdaderamente milagroso que en medio de tanta manipulación y vulgaridad, la afición mantenga su fe, a veces rayana en fanatismo, en este negocio. O será, como afirma José María García, que con esta gallina de huevos bañados en oro no puede nadie.
Fernando Vázquez, así le gusta que le llamen, aseguró ayer que el Mallorca “necesita victorias, pero nadie puede negar que ha intentado ganar”. Yo supongo que ha querido decir que ha merecido el triunfo porque intentarlo estoy firmemente convencido de que lo hacen todos por igual, cada uno con sus armas.
Sólo he visto a un entrenador, por supuesto de los grandes, combatir las frases hechas o aprendidas de memoria. En el transcurso de una rueda de prensa alguien cuyo nombre omitiré, inició su pregunta de la siguiente manera: “mister, se dice que........”. Luis Aragonés le interrumpió de inmediato espetando: “......se, ¿quién es se”?, ¿quién lo dice”. El colega, algo violento y sorprendido balbuceaba: “bueno, lo dice, se dice en la calle......”. El de Hortaleza cerró el turno contundentemente: “mire yo no sé quién es la calle y cuando usted sea capaz de decirme quién dice eso que usted iba a preguntar, yo le contestaré”.
Todos los equipos saltan al terreno de juego con la intención, a veces urgencia, de sumar los tres puntos, en ocasiones han de retirarse con uno o ninguno, pero todos compiten para imponerse al contrario. Unos con un dibujo, otros con otro, unos sacando partido a su sistema de contención, otros a su control de la pelota y unos terceros en base a su poderío ofensivo, pero dentro de las reglas del juego todo vale para potenciar las virtudes propias de cada escuadra. Eso si que no lo puede refutar nadie.





