La frase no es mía pero la suscribo al cien por cien. La pronunció en Palma hace unos días el secretario general del PSOE, el omnipresente Pedro Sánchez. Tampoco creo que sea suya pero le vino muy bien utilizarla para responder al periodista que le preguntó sobre los prósperos negocios de la pareja sentimental de su secretaria general en Baleares, Francina Armengol, destapados por el diario El Mundo.
Afirmaré con rotundidad que tiene razón Sánchez y que hay determinados límites que no convendría cruzar. Uno de ellos debería ser el no mezclar los asuntos personales con los profesionales. Y menos sin son temas de bragueta. Que cada uno se frota con quien considera oportuno y ya se sabe que tiran más determinadas fibras de queratina que una pareja de bueyes. A veces la pareja te sale rana. O sapo. Y hablo por experiencia propia. O te sale corrupto, que todo es posible. Eso ya no me ha pasado. Puede que tú seas el ser más honrado del mundo y no sospeches nada de tu pareja cuando aparece un carísimo Jaguar en tu garaje, o cuando a la vuelta del trabajo tu hombre –o tu mujer- anda retozando entre sábanas con dos estupendas señoritas –o señoritos- veinte años más jóvenes que tú. Todo es posible y me sumo con euforia a la presunción de inocencia pueril y bobalicona de todo enamorado o enamorada. Que todos nos hemos agilipollado con esto de las feromonas.
Dejémoslo bien claro: en el caso del la señora Armengol y su pareja, la cosa no va por ahí. Va de que esta buena señora está un día y otro rasgándose las vestiduras de lo mal que le van las cosas a los ciudadanos, de las penurias y calamidades que nos toca pasar y mientras tanto en su casa las cosas no es que le vayan bien, es que le van mejor que a nadie. Hemos sabido gracias a El Mundo que su chico es un supermegacrack de los negocios que compra carísimos palacetes que hacen sonrojar al propio Jaume Matas. Y lo más sorprendente: hace esto sin problema ninguno de financiación porque, en pleno cerrojazo al crédito, le conceden los euros a millones.
Coño con el jardinero, que esta es su profesión. ¡Menudo genio! En los años de crisis, que fue cuando compró el mozo, cuando alguien, sea jardinero, empresario de éxito con avales, o doctor honoris causa por la Universidad de Harvard llegaba a un banco o caja con un proyecto inmobiliario le echaban del allí con una patada en el culo. A la media naranja de Armengol, por aquel entonces presidenta del Consell de Mallorca, no le dieron la patada. A Joan Nadal, que así se llama, le dieron carta blanca en una institución financiera balear no solo para financiar la compra del palacete, sino además para reformarlo. Aportando solo su valía personal y una sociedad con 3.000 euros de capital.
En política no todo vale, es cierto. Por ello no vale mentir, ni ser cínico. Mientras a ti y a los tuyos te va sorprendentemente bien, no vale pasarse un día y otro más afirmando que la cosa irá a peor, mientras tienes delante mil informes sobre coyuntura económica que te dicen sin duda ninguna que la economía no solo ha dejado de caer hace mucho, sino que remonta lenta pero inexorablemente. Porque si el problema es que no sabes interpretar los indicadores económicos, para eso tienes a un genio de los negocios y las finanzas en casa al que le puedes preguntar. Y puede que hasta sea buen jardinero, eso ya no puedo confirmarlo. ¡Menudo partidazo, querida Francina!
Por cierto, a fecha de hoy, el “en política no todo vale” de Sánchez ha sido la única explicación que se ha dado sobre este asunto a los baleares. La señora Armengol, siempre tan dispuesta a denunciar cualquier corruptela o inmoralidad, cierta o inventada, no ha tenido a bien abrir la boca sobre este tema para defenderse. No considera oportuno dar ninguna explicación a los votantes, ya ven ustedes. Transparencia cero.





