Una de las peores circunstancias en las que puede alguien verse envuelto, es la de padecer una enfermedad grave, ya sea de uno mismo, ya sea de un familiar próximo, y encima, tener que ser trasladado fuera de su lugar de residencia para ser tratado adecuadamente. En esta tesitura se encuentran cada año decenas de ciudadanos de Balears, muchos residentes en Menorca, Eivissa y Formentera, que por diversas razones son trasladados hasta un hospital en Mallorca para ser curados de sus dolencias.
Todo esfuerzo que desde la Administración se haga para ayudar a estas personas y a sus familiares, es poco. Cualquiera puede verse en tan desgraciada situación. Incluso hay residentes en Mallorca que son trasladados en casos de extrema gravedad a Barcelona o Valencia. Nadie está a salvo de sufrir un trastorno de esta magnitud.
La consellera de Salud, Patricia Gómez, ha puesto en valor en el Parlament que se está haciendo un esfuerzo para incrementar los pisos disponibles y los hoteles conveniados. Y además ha anunciado que se abrirá una hospedería con 12 habitaciones dobles. Hay que aplaudir que se dote de más recursos para intentar paliar la situación traumática y desestabilizante de caer enfermo fuera de la isla de residencia. Pero toda ayuda en tales circunstancias es poca, por lo que hay que animar al Govern a continuar por ese camino, ya sea de ayudas directas de la Administración, o a través de las asociaciones de pacientes y familiares.
