Científica marina

Gádor Muntaner: "El Mediterráneo era uno de los mares con mayor biodiversidad y ahora es el más contaminado"

Gador Muntaner
Foto: J. Fernández Ortega

Nacida en Barcelona y mallorquina de adopción, Gádor Muntaner dejó la licenciatura en Farmacia para estudiar Ciencias del Mar en la Universidad de Canarias. Recorrió medio mundo para conocer, de primera mano, sus océanos y enamorarse de una especie, la de los tiburones, a los que ha dedicado un libro. Una vez arrancado el verano, en mallorcadiario.com hemos charlado con la también divulgadora, creadora de contenidos, exploradora, conservacionista e instructora de Apnea sobre diferentes temas, incluyendo su pasión por los escualos. No en vano, es toda una experta en ellos.

El estrecho vínculo de la catalana con el mar empezó "en los veranos que pasaba, junto a mi familia, en el sur de Mallorca, con mi abuelo -que tenía un 'llaüt'- mis tíos y primos por parte paterna. Recuerdo que era un drama a la hora de tener que volver a Barcelona".

"Fue en esas costas donde me sumergí, por primera vez, con una máscara, unas aletas y un tubo. Tendría unos tres o cuatro años", recuerda con una amplia sonrisa antes de agregar que "mi padre siempre me dice que lo mío con el mar fue un amor a primera vista".

Muntaner reconoce que "me pasaba horas y horas en el mar. Nunca quería salir del agua. De hecho, ya por entonces, pedía a mis padres que me apuntaran a algún curso de buceo, pero ellos argumentaban que era demasiado joven".

UN VIAJE QUE LO CAMBIÓ TODO

Aquella pequeña amante del mar creció y se convirtió en adolescente. En ese momento, un viaje lo cambió todo. "Cuando tenía 15 años, mi madre me propuso hacer un viaje, las dos solas. Ella, que trabaja al frente de una farmacia, portaba un tiempo sin tener vacaciones", explica Gádor.

La mallorquina de adopción señala que "me dejó escoger el destino y no tuve dudas: las Islas Maldivas, un lugar que soñaba con visitar tras ver algunos documentales. Allí, tuve mi primer contacto con un tiburón: en concreto, con uno precioso de puntas negras de arrecife".

"Ese momento, mientras mi madre estaba, aterrada, agarrada al guía, me rompió todos los esquemas. Yo me imaginaba un animal muy imponente que me daría mucho miedo y fue todo lo contrario. Parecía que tenía más temor el de mí que al revés", rememora mientras le brilla el rostro.

Gador Muntaner
Foto: J. Fernández Ortega

La científica cuenta, entre risas, que "al día siguiente, mi madre y yo nos apuntamos a un curso de buceo. Ella no quería dejarme sola en el agua con tiburones, así que decidió acompañarme" antes de agregar que "en ese viaje, las dos nos enamoramos de ellos. Incluso, mi madre se escapa varias veces al año para poder bucear y disfrutar de su belleza".

En este sentido, reconoce que "siempre que puedo, yo estoy en el mar. Y cuando llevo un par de días sin ir, aunque sea a la playa a dar un paseo, se me nota en el carácter. Creo que Palma es el tamaño máximo de ciudad que puedo aguantar. Para mí, sería imposible vivir en Madrid. Necesito estar rodeada de agua".

LA JUVENTUD COMO ESPERANZA

Muntaner agradece que "en estos tiempos, la divulgación llega a todos los rincones del mundo gracias al poder de difusión de las redes. De esta manera, he podido comprobar la esperanza que representa la gente joven, a la que veo muy implicada en la conservación marina".

"Ahora, cuando voy a impartir alguna charla, me encuentro a los jóvenes mucho más informados que antes. He tenido que cambiar hasta mis ‘PowerPoint’ (risas). Eso significa que cada vez hay más interés en cómo proteger nuestros mares", puntualiza.

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(Foto: Rafael Fernández)

"Según datos recientes, si seguimos así, en el año 2050 habrá más plásticos que peces en el mar. El mediterráneo, por ejemplo, era uno de los que tenía una mayor biodiversidad y ahora es el más contaminado", lamenta.

A pesar de los datos alarmantes, la barcelonesa es optimista. "Si algo me ha enseñado el mar, es su capacidad de autoregenerarse. Solo es necesario darle espacio y tiempo".

CONSERVACIÓN MARINA EN ESPAÑA

Sobre la conservación marina en España, Gádor opina que "estamos a años luz de países que consideramos que están menos desarrollados que el nuestro. Eso lo pude comprobar en México, donde fui de intercambio y luego me quedé a hacer un Máster. Visité una zona muy remota en la que aluciné con la conciencia social de su aldea. Allí, y te estoy hablando de hace unos diez años, ya no utilizaban bolsas de plástico".

"Se ha descubierto recientemente que el fitoplancton –que es un ser vivo, vegetal, que forma parte del plancton y que es prácticamente invisible- produce más oxígeno para respirar que todo el bosque del Amazonas", matiza.

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Foto: J. Fernández Ortega

Muntaner apunta que "antes, se pensaba que tan solo se tenía proteger lo verde. Ahora, ya empezamos a darnos cuenta de que lo azul tiene su misma importancia".

SEGUNDO PAÍS EXPORTADOR DE ALETAS

Según los datos publicados este mes de junio por el Institut Mediterrani d’Estudis Avançats (Imedea), España es el segundo exportador de aletas de tiburón a nivel mundial.

"Aquí hay una confusión. En realidad, no son tiburones en mares españoles, puesto que aquí apenas hay. Son flotas españolas que pescan en aguas internacionales", apunta la divulgadora para luego aclarar que "hay poblaciones que, en los últimos 30 años, han visto reducidas en un noventa por ciento su biodiversidad marina debido a esta práctica, que consiste en capturar un ejemplar, quitarle las aletas y luego devolverlo al mar, donde obviamente muere. Eso, a mi parecer, es un maltrato animal brutal".

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(Foto: Rafael Fernández)

"Los tiburones han sobrevivido a extinciones masivas, como la de los dinosaurios. De hecho, llevan 400 millones de años habitando en este planeta. Por ello, me resulta tan surrealista que estemos acabando con esta especie por la famosa sopa. La única manera de terminar con esto es prohibir su comercio, aunque siga habiendo demanda", lamenta.

UN MONSTRUO DE CINE

Cambiando de tema, aprovechamos la cita para pedirle a nuestra entrevistada su opinión sobre la imagen del tiburón en el mundo del cine. "Me encantaría poder hablar con Steven Spielberg –director de la popular cinta de 1975- y proponerle que hiciera alguna superproducción para revertir la imagen creada", afirma con una sonrisa.

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Foto: J. Fernández Ortega

"No me malinterpretes. Entiendo que él estaba simplemente estaba haciendo cine, sin saber ni pensar el daño que causaría a la memoria colectiva. También hay películas de hormigas asesinas, y luego no vamos por la calle pisándolas a propósito", bromea.

ENCUENTROS INOLVIDABLES

Entre sus innumerables inmersiones al abismo, la de Barcelona se ha visto cara a cara con numerosas especies. "Con el dugongo flipe bastante. Al estar vinculado con los elefantes, tiene la piel y la apariencia de un 'viejecito'", recuerda antes de matizar que "nadar con una ballena azul, que es el animal más grande que ha habido nunca en nuestro planeta, ha sido el momento más alucinante".

"Siempre intento hacer contacto visual con los animales porque creo que es de las pocas maneras que tenemos para poder comunicarnos. Para serte sincera, en ocasiones creo que me entienden más ellos (los animales) que las personas",  reflexiona una Gádor que sueña "con un encuentro con un tiburón de Groenlandia, una especie, rarísima, que puede llegar a vivir más de cien años. Su piel es como una roca y se mueven muy lentamente. Poco o nada más se sabe de ellos".

NUEVAS ESPECIES  

A finales del pasado mes de mayo, la científica marina compartió en sus redes una fotografía de un ‘dragón azul’, una especie de la que no había registrados en Baleares desde 1705.

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(Foto: Rafael Fernández)

"Cada día se descubren nuevas especies. Y eso, que conocemos mejor la luna que nuestro fondo marino", asegura Gádor antes de comentar que "hace unos días, coincidiendo con el Día Mundial de los Océanos, publiqué una carta dedicada a una especie desconocida. En ella, le pido perdón porque, probablemente, se extinguirá antes de que podamos conocerla".

"Estoy completamente convencida de que hay animales que todavía no hemos descubierto que son vitales para la supervivencia del fondo marino", subraya.

ZOOS ACUÁTICOS

Muntaner no rehusó a ninguna de nuestras preguntas, incluyendo la de su opinión sobre los zoos acuáticos. "Evidentemente, estoy totalmente en contra de que haya delfines y orcas en cautividad. Son animales muy inteligentes, incluso puede más que nosotros, a nivel del desarrollo del cerebro. Además, tienen vínculos familiares y sociales", argumenta.

"Para mí, tener a un delfín en un delfinario es como tener a un ser humano encerrado en un lavabo. Y no solo eso, ya que le obligan a hacer piruetas a cambio del pago de una entrada. Puedo entender que eso fuera normal hace unos años, cuando no teníamos la información necesaria. Pero ahora, no es necesario encerrar a un animal para conocerlo", subraya.

Gador Muntaner
Foto: J. Fernández Ortega

La catalana agrega que "en la actualidad, si quieres ver delfines no hace falta ir a uno de estos sitios. Hay viajes organizados por todo el mundo para verlos en libertad. También hay excursiones, como las que organizo yo en la isla. Obviamente, hay días que no los vemos. Pero eso, también forma parte de la magia".

"Si fuera por mí, cerraría todos los delfinarios del mundo. La solución para los animales que están encerrados en su interior sería los santuarios, que es como una semicautividad en una área de grandes dimensiones", zanja.

"Reconozco que yo soy muy activista. Sin embargo, al llevar trabajando tantos años con pescadores locales alrededor de todo el mundo, he podido comprobar la complicación de las personas que trabajan en los sectores que queremos prohibir porque luego no tienen otra forma de ganarse la vida", relata.

SU PRIMER LIBRO

Para acabar, le preguntamos a la polifacética vecina de Bunyola sobre su primer libro, que vio la luz el pasado mes de abril. Titulado 'La sonrisa de los tiburones: Historias de amor por el océano', la obra, según explica su autora, pretende "enseñar la otra cara de los tiburones, una especie que siempre ha estado rodeado de desinformación y que es vital para la supervivencia de los ecosistemas".

"Si los tiburones desaparecieran, nos quedaríamos sin el principal depredador de su ecosistema. Eso provocaría un desequilibrio en la cadena que nos afectaría, puesto que el mar nos alimenta y nos proporciona el oxígeno que respiramos, sin olvidar que regula el clima y que absorbe el exceso de dióxido de carbono que nosotros producimos", subraya.

La divulgadora, que recientemente ha empezado otro proyecto como instructora de Apnea, asevera que "sería imposible vivir en nuestro planeta sin el mar, con el que estamos mucho más conectados de lo que nos pensamos por vivir sobre tierra".

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