Con esto de la moción de censura, Catalunya y el Aquarius las redes sociales están que arden. Son pura lava. Lo más parecido al Infierno en la tierra. Todo el mundo se cree catedrático y experto en política, Historia y derechos humanos. Aquí opina hasta el más cateto y además sin ruborizarse ni lo más mínimo. Que el nivel intelectual y humano deja mucho que desear ya lo sabíamos antes de que existiesen Facebook o Twitter pero ver exactamente hasta qué punto pueden llegar algunos es algo muy duro en alguna ocasiones.
El problema gordo está en los grupúsculos extremistas y opinadores varios que aprovechan para sembrar odio y malestar sin ningún escrúpulo ni miramiento. El populismo más peligroso se está instalando entre nosotros. Llevan muy mal que gobierne la izquierda y para difamar son capaces de mentir, manipular y sembrar la discordia todo con tal de hacer daño. Ya lo hicieron en 1936. La derecha mediática ha puesto toda la carne en el asador y ya han puesto su maquinaria propagandística. Quieren enfrentar a los españoles y sembrar la semilla del odio y la xenofobia. Ellos deciden quienes son buenos españoles y quienes no. Se consideran patriotas pero en realidad España les importa muy poco y los españoles mucho menos. Lo único que les mueve es el odio hacia los inmigrantes, los gays o los rojos. Les encanta envolverse en la bandera de España y no se dan cuenta que ser buen patriota es ser lo contrario de lo que son ellos. Además suelen disfrazarse de catoliquísimos y defensores de los valores cristianos en Occidente y la realidad es que de cristianos no tienen nada. Están más cerca del Infierno que del cielo.
Un buen español es aquel que paga religiosamente sus impuestos y no mangonea al fisco. Un buen español es aquel que acata la ley siempre y no sólo cuando le interesa. Un buen español es aquel que ayuda a los más necesitados. Un buen español es aquel que siembra cordialidad y paz en vez de odio y malestar. Un buen español es aquel que entiende que España no es una grande y libre si no que son unas cuantas y también libres. Un buen español es una buena persona y ellos no lo son.