Esto se hunde

El pasado domingo tuve la oportunidad de ver a un Alcalde en televisión que le disputa el título a Carlos III como mejor Alcalde de la capital. Un hombre sencillo, humilde y con las ideas muy claras de qué Ciudad tenía entre manos y en la cabeza.

Lo primero que sentí fue envidia. ¿Por qué en Madrid tienen a Almeida y aquí al Almirante Hila? ¿Qué hemos hecho mal los palmesanos?. Habremos hecho mal muchas cosas y, sin duda, estamos sufriendo algún castigo divino, ya que lo que pasa en la Casa Consistorial no es serio ni de recibo. Tenemos un Gobierno Local que no está a la altura de la Ciudad, y cuyo primer edil, el Almirante Hila, es un digno representante de su inoperancia.

Ha sido capaz, el Almirante, de pasar por ignorante ante toda la nación antes que asumir una culpa y una responsabilidad. Es verdad, como dijo, que no se puede saber todo; pero saber algo sí que sería bonito. No necesitamos un premio Nobel, solo alguien que tenga una mínima cultura y que no solo sepa de represalias políticas a sus conmilitones, como si fuese un pequeño Stalin.

El Almirante Hila no escucha a nadie ni le interesa; sus asesores están para cargar las culpas, como las burras; incluso la gente más brillante en los momentos más difíciles ha escuchado opiniones. Si le cito al Premier Churchill supongo que no sabrá quién es, pero sale en google. Ese señor, en unos momentos infinitamente más difíciles que los que estamos pasando en Palma, escuchó consejos y se dejó asesorar. No es que quiera comparar la talla política de uno y del otro. Solo decir que uno de los dos obtuvo un premio Nobel de literatura en 1953. Era el que escuchaba.

Palma se hunde. El otro día, el mejor columnista de este pequeño país describía cómo está abandonada la Ciudad, y ninguna razón le faltaba. Palma solo lidera los índices de incultura, así como los de suciedad.

En plena pandemia, ha decidido iniciar una reforma estética en la calle Nuredduna sin consensuar su contenido con nadie. Ni oposición, ni vecinos, ni comerciantes de la zona. Su palabra es la verdad. Pero la duda que me surge de manera inmediata es si la Palma de 2021, en plena pandemia, necesita que enterremos 3,1 millones de euros en una cuestión estética y no estructural. Ese lujo, Almirante, no nos lo podemos permitir. No es el momento.

Nuestra Ciudad debe ser rescatada por el sentido común y por la prudencia. Las galerías de la Plaza Mayor son un lugar siniestro, los coches abandonados por ciudadanos incívicos pueblan las calles, las colas del hambre crecen a diario, y lo que se espera que crezcan si continuamos con las medidas represoras de la Presidente Armengol, que sin estado de alarma que fine el 9 de mayo nos quiere seguir restringiendo nuestros derechos cual dictadura bolivariana o la Bulgaria del siglo pasado. Señora Armengol, la libertad que contempla la Constitución y los requisitos para poner en suspenso los derechos fundamentales deben ser respetados. A muchos les salieron caros para que Vd. venga ahora como una dictadora y lo ponga todo patas arriba. Respete la Ley.

Les decía que Madrid tiene a Almeida, y nosotros, ya saben. Pero también en la capital del imperio mallorquín hay gente extraordinariamente capaz de revertir la situación y que Palma vuelva a ser un ciudad amable donde se vivía bien, como ha sido durante tantos años y hasta que han puesto sus sucias manos en Palma quienes nos gobiernan, en la que cualquier tiempo pasado fue mejor.

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