Estoy orgulloso

El martes pasado, desde estas mismas páginas o cómo diablos se diga en un periódico digital, les explicaba mi hartazgo ante determinadas situaciones habituales; a la vista de dicho escrito, una madre coraje a la que admiro porque la vida no le ha puesto de rodillas pese a que lo ha tenido fácil, cariñosamente me reconvino y me sugirió que escribiese de que estoy orgulloso, en positivo, y así lo hago. Sólo puedo decir gracias Cristina, por leerme y por darme tu punto de vista.

Estoy orgulloso, como padre que soy de mis dos hijos –los mejores que un padre puede soñar-, de su madre y mis hermanos y esposas.

Estoy orgulloso de mis amigos con los que a pesar de que pueda existir algún desencuentro si hay que arrimar el hombro, ahí estaremos, ellos y yo. Estoy orgulloso de la familia elegida que me ha brindado la vida.

Estoy orgulloso del país en el que vivo; un país que cada día se levanta a trabajar y lucha para que todo lo que consiguió la generación de nuestros padres a la muerte del dictador no se vaya al traste. Un país que pese a tener algún ramalazo cainita disfruta de su etapa más larga de paz en su historia moderna.

Estoy orgulloso de mi pequeño país, el paraíso que en su interior y en su costa alberga cientos de lugares mágicos que uno no se cansa de disfrutar.

Estoy orgulloso de aquellos que han elegido este pequeño país para tener su hogar; fuimos un pueblo de emigrantes y ahora somos un lugar de acogida, una tierra de oportunidades; estoy especialmente orgulloso de aquellos que eligieron esta Isla para vivir y que por circunstancias del trabajo o de la vida misma no están aquí y añoran Mallorca como su hogar, a ellos les tengo muy presentes.

Estoy orgulloso de mis compañeros de despacho, de los que día sí y día también aprendo cuestiones jurídicas y humanas. Sin ellos nada sería posible.

Estoy orgulloso de las cosas bien que he hecho a lo largo de mi vida que espero que hayan sido algunas; de mi carrera profesional. De haber defendido el estado de derecho, la igual ante la justicia y la bondad del sistema judicial, entre otras muchas cosas, aunque algunos piensen que soy un iluso estoy orgulloso de ello.

Estoy orgulloso de haber podido transmitir mi opinión de forma libre sin limitaciones en diversos medios sólo siendo vetado en todos estos años por la televisión pública actual, esa que pagamos entre todos y que con escasa audiencia adolece de falta de pluralidad. Mi respeto y consideración a los profesionales que la hacen posible a diario.

Estoy orgulloso porque la vida me ha dado más de lo que me ha quitado; no siempre ha sido fácil y he visto e identificado quienes me querían mal, no me han derrotado, al contrario me han hecho más fuerte. Por mi parte están perdonados pero en la vida se recoge lo que se siembra. Que estén atentos.

Por último estoy orgulloso de estar orgulloso, y no les deseo feliz Navidad porque mi próxima columna es el mismo día de Navidad y espero hacerlo ese día. Que pasen un buen día.

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