Del proyecto de partido de Jaume Font me quedo con la euforia desmedida que se ha producido entre la izquierda. Las elecciones están a la vuelta de la esquina, el batacazo que se puede dar el PSOE puede ser histórico, y las posibilidades de reeditar un Pacte de Progrés son remotas por no decir nulas. En cambio, la aparición de Font pudo crear unas expectativas que ni se hubiesen imaginado Antich y compañía. La izquierda pensaba que si Font se unía a UM, esta coalición podría evitar un resultado escandaloso del PP en Mallorca que daría la mayoría absoluta en el Parlament, tal y como vaticina la encuesta de UH del pasado fin de semana. Lo que ocurre es que si Font se presenta, algo de lo que tengo muchas dudas, ni saldrá él y arañará unos votos decisivos a UM, que también se puede quedar a las puertas de obtener representación institucional. Por lo tanto, el botín electoral no es un tema baladí. De los 3 escaños que ahora tiene UM, dos irían a parar al PP, lo que equivale a reforzar todavía más la mayoría absoluta. La situación para el PSOE es muy complicada y los milagros no suelen existir en política. Me atrevería a decir sin miedo a equivocarme que ni siquiera Font podrá salvar a la izquierda.





