El último en morir ha sido un pollo, este jueves, al chocar contra un avión en Santa Eugenia a 1.500 metros, en las maniobras de aproximación. La Fundació per a la Conservació del Voltor Negre (BVCF) lamenta el accidente y advierte que el riesgo de que se repitan este tipo de incidentes es muy real, dadas las circunstancias que confluyen actualmente en el archipiélago.
La BVCF cree que el tránsito aéreo que se registra en el archipiélago unido al comportamiento de estas aves en edades jóvenes, que se encuentran en
aprendizaje de vuelo y amplían su radio de vuelo acercándose con menor temor y miedo a zonas más concurridas puede haber sido la causa del accidente.
La Fundación ha interpuesto este verano siete denuncias ante agentes de Medi Ambient por la proliferación en este caso de vuelos con helicópteros o avionetas sobre zonas de nidificación en la Serra de Tramuntana. De hecho, según denuncia la entidad en un comunicado, hace unos meses, uno de estos casos pudo haber acabado en tragedia cuando un helicóptero que sobrevolaba una zona de alimento de buitres en Pollença, zona de restricción, provocó que una treintena de ejemplares alzaran el vuelo, teniendo que realizar un aterrizaje de emergencia.
Según datos de la Conselleria de Medi Ambient, Agricultura i Pesca y de la propia BVCF, esta temporada han volado 24 pollos en la Serra de Tramuntana, el único ecosistema insular del mundo con población de esta ave.







