El domingo 6 de mayo de 2007, el RCD Mallorca de Gregorio Manzano recibió la visita de un Osasuna más centrado en la UEFA Cup. De hecho, los de Pamplona aterrizaron en la isla sin tres de sus puntales -Delporte, Milosevic y el futuro barralet Webó- acumulando cinco citas ligueras sin alzar los brazos. Por su parte, los bermellones estaban virtualmente salvados tras golear la semana anterior al Real Club Celta en Balaídos.
Pasada la primera media hora, los anfitriones adquirieron ventaja gracias a un disparo lejano de Varela desde unos 30 metros. Antes, Monreal había salvado un remate con la testa de Pereyra que ya se celebraba en las gradas. El tanto no amilanó a los visitantes, quienes rozaron la igualada por medio de Soldado y Juanlu.
La segunda mitad arrancó un tiro de Juanfran que repelió el palo. Al filo de la hora juego, el inicialmente suplente Raúl García empató para los navarros empalmando un gran remate después de una gran jugada de Valdo.
En el minuto 68, los locales recuperaron su renta merced a una bonita jugada personal de un Jonás que dejó boquiabiertos a los presentes con una celebración inaudita. Y es que el internacional albiceleste se puso una máscara de Spider- Man, el superhéroe de Marvel creado por Stan Lee en 1962, e incluso se adornó lanzando unas telarañas hacia la grada.
Tras el encuentro, 'El Galgo' comentó que su puesta en escena fue debido a una promesa que había hecho a dos niños tras ver la tercera película de la saga de Sam Raimi en un cine de Ciutat. El futbolista, que portó el pasamontañas del enmascarado dentro de su pantalón durante tres semanas, aseguró que "gracias a Dios pude marcar ante Osasuna y la usé (la máscara) mucho antes de lo que tenía previsto". Para los curiosos, comentar que años después Jonás repitió la celebración como jugador del Newcastle en St James Park.
A falta de once minutos, poco antes de la entrada del exmallorquinista Romeo, el serbio Jankovic sentenció el envite tras empujar a la red el rechazo de un disparo de Arango que tocó en ambos palos. De esta manera, tras el pitido final la fiesta se instaló en Son Moix. Y es que la victoria sellaba la permanencia matemática del RCD Mallorca en la máxima categoría del fútbol patrio.
