José Ramón Bauzá afirmó el sábado, al anunciar su intención de presentar su candidatura, una vez más -y será la tercera- al congreso regional para presidir el PP de Balears, que contaba con el apoyo de muchos presidentes autonómicos del PP y de los dirigentes de Génova. Sin embargo el vicesecretario de Comunicación del PP nacional, Pablo Casado, recordó ayer a Bauzá que ahora “no es el momento” de hablar de congresos regionales, pues en efecto ninguno hay convocado más que el XVIII Congreso Nacional que se celebrará en Madrid. Las palabras de Casado permiten dudar de la versión de Bauzá, sobre el hecho de que hubiese informado a Génova de sus intenciones, del mismo modo que no informó a la dirección regional de lo que pensaba hacer.
En una carrera comenzar a esprintar antes de tiempo puede suponer el fin antes de hora
El anuncio extemporáneo de Bauzá eclipsó el fin de semana la dimisión de Jeroni Salom como alcalde de Binissalem y el nombramiento de María Salom como nueva delegada del Gobierno en Balears. Pilló a todos por sorpresa y distrajo la atención informativa de la crisis interna de Podem -que por extensión afecta a los firmantes de los Acords pel Canvi-, de la votación de los presupuestos y de los problemas del secretario general de Podem, Alberto Jarabo, por las relaciones de su antigua empresa Quindrop Produccions con el ente público IB3. Y todo cuando, en boca de uno de los pesos pesados de Génova, ahora no toca.
Bauzá ha cometido un error estratégico importante que le puede costar muy caro. En una carrera comenzar a esprintar antes de tiempo puede suponer el fin antes de hora. Jaime Martínez y Antoni Deudero, muy afines ideológicamente a Bauzá, se han desmarcado del exalcalde de Marratxí y por ahora solo cuenta con el apoyo de Carlos Delgado y algunos rodriguistas, además de algunos chavales de Nuevas Generaciones. Pero a los pocos apoyos que por ahora tiene, hay que descartar el apoyo de Génova tras oír a Pablo Casado y la legión de disgustados por este paso adelante del expresident que casi nadie en el PP entiende y que, en general, es percibido como un “pixar fora des test”, en una metáfora muy gráfica del también expresident Gabriel Cañellas.
