Disponer de unos días de vacaciones y al mismo tiempo recibir a invitados en tu casa es la clásica combinación que a uno le hace planificar aquellas cosas que en ningún caso pasarían por nuestra cabeza durante el resto del año. A mí me ha dado por contratar una de esas excursiones turísticas que 'pirran' a los turistas: Un viaje combinado en tren y barco desde Palma a Sa Calobra. Yo lo he aprovechado para analizar la calidad del servicio que dan nuestros profesionales a los millones de turistas que nos visitan.
Un día entero de trato como cliente con el sector turístico no hotelero de la isla da para muchas observaciones. En mi experiencia gana lo satisfactorio. ¡Cómo hemos mejorado en pocos años!.
Observemos el trato del personal. Me gustaría agradecer y felicitar por ello a los empleados del Tren de Sóller y de la compañía Barcos Azules por el trato exquisito a todo el pasaje de ambos medios turísticos de transporte. Ni una mala cara. Dominio de idiomas. Sin escatimar información. Rigor en el trabajo. A esto, añadan puntualidad absoluta en todos los servicios. Sirvan estas líneas para mi aplauso.
Pero, claro, el día da para paseos, para esperas, para descansar en terrazas, para comer algo en alguna de ellas..... y aquí me he encontrado a los 'sobraos' de la vida. Por culpa de ellos, mi reportaje no queda redondo. y por culpa de ellos, la imagen que damos es precisamente esa: "nos va tan bien que no necesitamos tu dinero",
Obviaré el nombre de los establecimientos, pero daré pistas. Callecita comercial que parte del Port de Sóller (sólo hay una, en paralelo al mercadillo semanal), al final de la cual comparten espacio no menos de 4 bares con sus respectivas terrazas ubicadas de forma correlativa y una frente a otra. Dos y dos.
Uno que anda con ganas de descansar a la sombra y tomar algo y se sienta en una de ellas. Cero clientes en el interior y dos residentes alemanas en la mesa al lado de la mía. 20 minutos después no había venido nadie a dar ni el 'bon dia'. En la terraza de enfrente ya me habían visto sentarme.
Transcurrido este tiempo, cojo mis trastos y me siento en el establecimiento que tenía delante de mí. ¿Se pueden creer que 15 minutos después aún no me había atendido nadie?. Terraza vacía y unos 3 clientes en el interior. Servían pollos a l'ast (bueno, uno en esos 15 minutos). 35 minutos 'seco'.
Celebro muchísimo que la temporada turística esté siendo estupenda, que no hagamos ofertas, que los hoteles estén a tope y que las cajas registradoras echen humo, pero no me negarán que mi relato les suena a alguna experiencia personal. Hay locales que igual se creen que teniendo hecha la caja prevista para el día ya no necesitan más. Igual no prevén que los clientes tienen boca y cuentan cómo les ha ido. A mí no me volverán a ver el pelo.
Se quedan sin felicitación. No así Tren de Sóller y Barcos Azules, dos servicios que, además, lo hacen todo (desconozco si es norma de la casa) con personal de la isla.
